sábado, 27 de julio de 2013

Un nuevo orden post-capitalista: la sociedad del conocimiento

El conocimiento y la persona en la sociedad del conocimiento propuesta por Peter Drucker

Autores: Luis J. Del Valle Torres & Michael Ruopoli



En este ensayo presentaremos la concepción que elabora Peter Drucker de la persona y del conocimiento en la sociedad del conocimiento.

Proponemos la tesis de que hay una disonancia en la conceptualización de la sociedad del conocimiento que elabora Peter Drucker. Aunque Drucker define rasgos de un nuevo modelo político-económico, lo que subyace es un modelo de economía del conocimiento. A modo de aportación a lo que podría ser una nueva teoría político-económica, se presenta al conocimiento como aquello que lleva a la innovación, la actividad de la persona, la transformación de la sociedad, la ciudadanía, y la democratización. Es decir, Drucker vuelve a la concepción de pensadores como Paulo Freire de una persona libre que es consciente de su realidad y la transforma, transformándose a sí mismo. Por otro lado, la sociedad del conocimiento remite a un  modelo económico al servicio de valores como la utilidad del conocimiento, la eficiencia  organizacional, y la sujeción de la persona a una organización. Nos referimos a una sociedad del conocimiento que opera como una economía del conocimiento. En otros términos, el  conocimiento es visto como acumulación de datos que sirven a fines preestablecidos y prefinanciados. Así, tácitamente, en la propuesta y supuesta sociedad del conocimiento las personas son pasivas y el conocimiento opera mediante una razón instrumental.

Para Peter Drucker la sociedad del conocimiento implica una reestructuración de la  economía política en la que la persona es la base. Ésta no remite sólo a un cambio económico sino a una nueva visión de las relaciones sociales. A diferencia de la economía del conocimiento, que propone atender un sector económico basado en el conocimiento como información  mercadeable, la sociedad del conocimiento supone circular el conocimiento de modo orgánico a  través de personas activas. La persona toma el lugar protagónico en la actividad socioecoeconómica  en la medida que se hace responsable de sus problemas.
Peter Drucker considera que la persona necesita operar en comunidad y así le quita predominancia a la centralidad del poder: “People need roots in a transnational world; they need  community.” (Drucker, 1993a, p. 154). Esta comunidad no niega la existencia de un mundo  transnacional y viceversa. Así, adviene un mundo glocalii y una persona conocedora que actúa en  relaciones horizontales.

Más que una nueva sociedad poscapitalista parece que la sociedad del conocimiento nos devuelve a paradigmas decimonónicos y a otros momentos históricos de la economía política.


Podríamos considerar a Drucker un “socialista utópico” a lo Robert Owen u otro John Meynard Keynes en tiempos neoliberales. Decimos esto porque Drucker conceptúa la sociedad del conocimiento como una sociedad necesaria que adviene, que atiende los límites del capitalismo (sus crisis) retomando aspectos del socialismo clásico como la cooperación, la educación para  formar ciudadanos, las relaciones horizontales, y la responsabilidad social de la persona. Esta vuelta al pasado en la sociedad del conocimiento drukeriana implica una persona activa que es capaz de participar políticamente en su entorno. Es decir que la persona desarrolla la capacidad de producir conocimiento y de responder a contingencias.

La persona activa, que para Peter Drucker es la “persona educada”, responde al proyecto racionalista moderno y a los discursos sobre la libertad. En esta concepción de persona Drucker retoma los principios de la Modernidad propuestos y defendidos por pensadores como JeanJacques Rousseau y John Stuart Mill. Estos pensadores entienden necesario que exista una  persona educada y libre. Lo irónico es que Drucker se distancia de los “humanistas” (pensadores clásicos) al decir: “[…] the knowledge society needs a different kind of educated person from the ideal for which the Humanists are fighting.” (Drucker, 1993a, p.212). Sin embargo, afirma: “The educated person needs to be able to bring his or her knowledge to bear on the present, not to mention molding the future.” (Drucker, 1993a, p. 212). Esta capacidad de la persona educada de utilizar el conocimiento para el cambio no es incongruente con las prácticas de los pensadores  clásicos. El ataque de Drucker es al humanismo que le es contemporáneo que se limita a enseñar los clásicos y no a repensar el presente y el futuro.

En los noventa, Peter Drucker reconoce que no vivimos en una sociedad del  conocimiento, que apenas estamos en una economía del conocimiento (Drucker, 1993b) La persona educada, entendida como libre, y la libertad, entendida como capacidad para transformar la sociedad y transformarse, no son necesarias en una economía del conocimiento. Lo que importa en esta economía es la información y la enseñanza de conocimientos fijados en el  tiempo.

La economía del conocimiento no requiere de una persona libre. No se necesita un examen conceptual sobre lo que implica la libertad, ni ensayar este concepto. La persona se  limita a desempeñar una función dentro de una relación jerárquica, aprende lo que tiene que aprender sin pensar cómo piensa, mientras que en la sociedad del conocimiento “people have to learn how to learn” (Drucker, 1993a, p.201).

Por otro lado, lo que Peter Drucker presenta como la persona que aprende cómo aprender puede operar dentro de una racionalidad instrumental. La supuesta libertad puede servir para avanzar el proyecto moderno y al capital en una época en la que la innovación, el cambio continuo, la diversificación de conocimientos, y la agilidad en la solución de problemas son la norma. Cambiar a las personas, educarlas y colocarlas en el centro no las hace necesariamente libres y pensantes. Nos parece que la conceptuación de sociedad del conocimiento de Drucker  gira en torno a la importancia de agilizar la economía y que la persona educada como centro sólo es una excusa para cumplir esta función de mantener una Economía con mayúscula, “poscapitalista”, que habrá que examinar para saber por qué es tan innovadora y necesaria

La concepción del conocimiento y de la persona

La sociedad del conocimiento se centra en la subordinación de los factores de  producción tradicionales –el capital, los recursos naturales y la labor– al conocimiento como recurso fundamental. La primacía del conocimiento como recurso para facilitar transformaciones económicas es problemática, tanto para el papel de la persona educada como para el ambiente de innovación que es propuesto por Peter Drucker en su concepción de sociedad del conocimiento.

Aferrarse a una concepción estrictamente pragmática del conocimiento es uno de los factores que convierte la sociedad del conocimiento en un modelo administrativo en el que la persona educada es reducida a un trabajador que sirve de recipiente de información en una organización.

Según Peter Drucker, la sociedad del conocimiento se divide en dos clasificaciones de trabajadores. Éstas son los trabajadores de servicio y los trabajadores del conocimiento. La primera consiste en los trabajadores que ejecutan labores manuales o administrativas dentro de una organización, por ejemplo: secretarios, mecánicos, contables, archiveros, entre otros. La segunda consiste en los trabajadores que “manejan” el conocimiento de una organización, por ejemplo: gerentes del conocimiento, investigadores, educadores, entre otros.

A pesar de que Peter Drucker afirma que el conocimiento en sí no es manejable, no evita el uso de términos y procesos que aluden al manejo del conocimiento. Manejar el conocimiento implica hacerlo accesible a múltiples sectores de una organización para que se aplique a varias situaciones. No es azaroso que la propuesta principal de la denominada gerencia del conocimiento es codificar el conocimiento para hacerlo un recurso de los trabajadores del conocimiento. Esto significa convertir el conocimiento tácito –que es el conocimiento internalizado de un trabajador particular– en conocimiento explícito o codificado. Se propone
que una vez el conocimiento tácito “se extrae” del trabajador y se archiva, el trabajador del conocimiento podría utilizar ese conocimiento explícito para mejorar la productividad de la organización y fomentar condiciones de creatividad. Este proceso se denomina applying knowledge to knowledge.

Aplicar el conocimiento al conocimiento significa tratar al conocimiento como un objeto fijo que funciona para fines preestablecidos. Esta concepción del conocimiento implica la acumulación y la circulación de información que se considera útil. Peter Drucker habla de una supuesta sociedad del conocimiento poscapitalista, no obstante enfatiza en los métodos de la  gerencia del conocimiento que sirven para apropiarse del conocimiento como el recurso principal  para mejorar la productividad de cualquier organización. De este modo el conocimiento funge  como una mera tecnología (herramienta) y la sociedad es la suma de organizaciones más eficientes. Este modo de proceder no garantiza una ruptura político-económica, ni una nueva sociedad.

En Post-Capitalist Society, Peter Drucker le otorga primacía al conocimiento entendido como un recurso por encima del autoconocimiento (self-knowledge). El autoconocimiento –que para Drucker es el conocimiento que no remite a un objetivo preestablecido– no coincide con el campo de la Gestión del Conocimiento cuyo propósito es codificar, organizar y circular al conocimiento en función a un fin. ¿Cómo se utiliza este conocimiento codificado? La codificación y la administración del “conocimiento” no determinan cómo el trabajador utiliza el conocimiento, ni garantiza fomentar un ambiente de creatividad e innovación. Descartar al autoconocimiento y reducir la sociedad del conocimiento a los bancos de información y a las estructuras organizacionales es problemático, pues fomenta una sociedad de personas educadas para operar de un modo preestablecido. Esto trae la interrogante, ¿cuál es el lugar de la persona en la sociedad del conocimiento?

Notamos disonancia en la concepción de “persona” que expone Peter Drucker en el  doceavo capítulo de Post-capitalist Society. En este capítulo se presentan una concepción explícita y otra tácita de la persona en la sociedad del conocimiento. Examinaremos estas concepciones para comprobar si se sostiene nuestra tesis de la disonancia o si Drucker es consistente en su proposición de una persona que es el centro de la emergente sociedad del conocimiento.

De modo explícito Peter Drucker propone que la persona es el centro de la sociedad del  conocimiento en la medida que contiene, transfiere y realiza diversas actividades con el  conocimiento. El conocimiento es manejado conceptualmente por Drucker como una cosa sobre la cual se puede operar, codificar (cosificar) y producir para el mejor funcionamiento de cualquier organización. Esto hace que la relación entre persona, conocimiento y organización sea problemática. Si suponemos que la persona es el centro de la sociedad, el motor social, entonces el conocimiento y el buen funcionamiento de las organizaciones sociales son secundarios. Sin embargo, esta persona-centro parece ser sólo un contenedor de conocimientos (experiencias laborales) que debe ser explotado en el nuevo orden socioeconómico propuesto por Drucker.
Después de finalizado el proceso de transferencia del conocimiento lo que queda como centro es la organización. No obstante, el centro en el proceso de transferencia de conocimientos es el mismo conocimiento, que es lo transferido.

¿Cuál es, entonces, el concepto de persona propuesto por Peter Drucker? Según indica Drucker, “The educated person now matters” (1993a, p. 211), de modo que el concepto persona es acompañado por el concepto educada (educación). Lo que importa es una persona educada. La persona educada está sujeta al contexto social emergente denominado “sociedad del conocimiento” que concibe a la persona como conocedora y con potencialidad de que sus conocimientos se transformen en información codificada.
Peter Drucker afirma que “the knowledge society is a society of knowledges and […] it is  global—in its money, its economics, its careers, its technology, its central issues, and above all, in its information” (1993a, p. 212). En la sociedad del conocimiento los conocimientos y, por tanto, la persona educada son globales –se distribuyen globalmente– y son aprehendidos como información. Esto implica que la persona educada es globalizada a partir de lo que conoce (su experiencia) y lo que aprende. Por tanto la persona educada debe ser “a universally educated person.” (Drucker, 1993a, p. 212). Esta educación universal, occidental y oriental (teórica y aplicada, artística y técnica), debe formar una persona que sea un “‘citizen of the world’—in vision, horizon, information.” (Drucker, 1993a, pp. 214-215).

La persona educada que propone y describe Peter Drucker está sujeta a varias condiciones. Esta persona es un sujeto sujetado a una cultura global. Es decir, está sujetado a una educación universal, a una organización u organizaciones en las cuales trabaja, a una economía basada en el conocimiento codificado, a una sociedad poscapitalista, a una moral que responde a la responsabilidad social que toda persona debe ejercer en el trabajo que realiza, entre otras sujeciones. De modo tácito la persona educada y sujetada puede ser el centro, ser creativa, ser innovadora, y a la vez ser tratada como un objeto (cosa). El sujeto (persona) transita entre la sujeción a un modelo socioeconómico basado en el conocimiento y la objetivación como un recipiente de información. Aunque Drucker no lo cite, la metáfora que Paulo Freire utiliza para referirse a la educación bancaria es útil para entender la concepción de persona que subyace en el texto Post-capitalist Society. La persona educada es concebida como una vasija o como el lugar o centro de información en el cual lo local y lo global se encuentran.

Reconocemos que Peter Drucker no es responsable de las concepciones tácitas de persona que proponemos. Cualquier concepción no dicha textualmente es una tesis del o de los analistas.

Afirmamos que Drucker responde a una concepción bancaria de la educación porque hallamos una disonancia entre su propuesta de una persona educada (creativa) colocada en el centro de la sociedad del conocimiento y la exigencia de sujetar a la persona a las demandas de las organizaciones para las que trabaja (como empleado o de modo voluntario). No queda claro si la persona educada es educada sólo para solucionar problemas organizacionales o si se considera su capacidad para escapar a las sujeciones programadas. Es decir, no logramos responder la pregunta sobre la noción de libertad que maneja Drucker sin asociarlo a la educación bancaria.

Es importante responder la pregunta, ¿hay distintos tipos de persona en la sociedad del conocimiento clasificados de acuerdo al trabajo que realizan en las organizaciones sociales? Las dos clases sociales o tipos de trabajadores propuestos por Peter Drucker, los trabajadores de servicio y los trabajadores del conocimiento, trabajan en las organizaciones existentes, manejan información y tienen experiencias que se traducen en conocimiento e información. Sin embargo, los trabajadores del conocimiento son los que emergen en la llamada sociedad del conocimiento, mientras que los trabajadores de servicio existían antes de que el conocimiento entrara en acción.
Entonces, ¿los trabajadores del conocimiento tienen una educación de privilegio o la persona educada puede servir tanto de trabajador de servicio como de trabajador del conocimiento?


Peter Drucker propone que todas las personas deben ser personas educadas en la sociedad del conocimiento y que todos los trabajadores aportan con sus experiencias (conocimientos información) a las organizaciones para las cuales trabajan. Por lo tanto, la persona educada es la Persona con mayúscula; es cada una de las personas (trabajadores) particulares que en un  determinado contexto se exponen a una educación universal. Nadie escapa, todos participan y la libertad como concepto parece quedar ausente. La sociedad del conocimiento coloca a la persona  (trabajador) como centro porque es el punto de partida para la codificación del conocimiento y  para lograr la eficiencia de las organizaciones que harán posible que la persona educada continúe  educándose e innovando, en un ciclo indefinido. Así la libertad de la persona, vista tácitamente,  está sujeta a un ciclo “balanceado”. Como asevera Drucker: “there can be creativity and order” (1993, p. 215). De este modo, la creatividad, la innovación y la libertad quedan sujetas al nuevo orden poscapitalista (la sociedad del conocimiento)