sábado, 7 de septiembre de 2013

La esquizofrenia del sistema es mundial pero Latinoamérica lidera el ranking

Comunicado en repudio del atropello a la cultura, la expresión y la organización
jueves, 5 de septiembre de 2013


En el centro, un pibe gritando. Un águila, a su derecha, intenta tapar su voz- símbolo de poder y autoritarismo, las águilas son aves depredadoras que acechan y vigilan desde arriba a sus presas-. Pese al esfuerzo del animal, la boca del hombre se superpone a la garra. El hombre hace fuerza con sus dos manos para quebrar los barrotes que lo aprietan. Entre la fuerza ejercida y la intención de censura, persiste el grito.

Desde abajo brota una multitud que, alzando un libro con sus brazos, sostiene al pibe y le da impulso. Del libro a su vez, nacen más manos que sujetan herramientas: un pico, una pala, pinceles y lápices. La multitud emerge de un montón de piedras caídas que antes puede haber sido un muro. Entre las personas, una levanta un cartel que lleva escrito “Centro de Estudiantes Mariano Moreno”.

Las líneas, la resistencia, los gestos, la fuerza, los colores, la lucha por validar un derecho, el grito, el intento de opresión, la censura, las personas agrupadas y el fin común estaban plasmados en la pared. Todo aquello que un x entendía al ver el mural de la Escuela de la Unidad 18 de Gorina era un reflejo de lo cotidiano que pasa en la cárcel, y elementos constitutivos de todo encierro. Hechos que aún persisten, a diferencia del mural.

El trabajo había sido realizado en abril de 2010 por pibes universitarios y de población junto a gente de afuera, y fue borrado hace aproximadamente un mes y medio, sin previo aviso, sin consulta, sin acuerdo, sin consenso ni explicaciones. Los pibes entraron a la escuela de la Unidad y vieron que la pared en la que tanto contenido alguna vez plasmaron, ahora era blanca y no quedaba línea alguna de lo mucho que antes había.

La decisión fue por parte del nuevo Jefe de Escuela, que mandó a borrar la figuración de las construcciones y los avances que allí se venían dando. Un mural es una imagen que impacta desde su gran tamaño y que conlleva un relato. Existe para expresar un sentido y contar una historia. Se lleva a cabo de manera colectiva y en un contexto específico, ya que el mural se apoya en una pared, y ésta pertenece a un lugar en particular. Nuestro muro es de la escuela de una unidad penitenciaria, y la censura del mural fue un acto represivo contra la cultura, la expresión y la organización desde el interior del penal.

Este es un caso demasiado concreto y punzante entre las muchas prácticas que buscan el desgaste y la ruptura de las esperanzas. Una acción tan tangible e impactante como el hecho de que ahora sólo haya blanco. El blanco es un color que simboliza pureza, inocencia, paz. Esta capa de pintura pretende comunicar otro mensaje. Se arroga la autoridad de hablar de paz donde antes había un grito, de inocencia donde antes un águila tapaba una boca; se pretende pura, por lo que lo impuro sería el contenido previamente borrado. El blanco intenta -imponiéndose, ocupando el lugar del mural, borrándolo- serenar la sensación de desesperación y calmar las ansias de rebeldía de los pibes que están privados de su libertad.

Ese mural no podía estar ahí porque manifestaba demasiadas cosas y con mucha claridad. Comunicaba la opresión y el autoritarismo, la necesidad de gritar y la intensión de callar el grito. Era un aliento hacia el crecimiento, hacia la mente crítica y hacia la fuerza del trabajo organizado. Por todo lo que trasmitía a cada pibe que se paraba enfrente, por el orgullo que les generaba, por las cosas que podía movilizar es que fue borrado, tapado, invisibilizado y minimizado a una pared prolijamente blanca.

Desde Atrapamuros y el Centro de Estudiantes Mariano Moreno de la Unidad 18 de Gorina no podemos pasar por alto esta situación. Denunciar esta práctica y difundir lo ocurrido es consecuente con el mensaje que el mural daba, y con el trabajo que realizamos desde el Centro de Estudiantes todos los días.

Lo que expresaban las imágenes lo seguimos llevando, y con una capa de pintura no se va a tapar. Es una elección ser de las manos que dibujan y no de las que borran.


Atrapamuros y Centro de Estudiantes Mariano Moreno de la U18 de Gorina
Argentina



En petalosenlasgrietas, ni ciegos, ni sordos, ni mudos...



Todavía se oye decir que "en patota, cualquiera es guapo"


CÁRCEL DE MUJERES DE EZEIZA        
Jueves, 05 de Septiembre de 2013 18:01

“No me peguen que estoy embarazada”

(AW) Nueve hombres y ocho mujeres, todos uniformados, desoyeron este grito de María José Acosta (26) y a palos, patadas y trompazos la torturaron para que rompiera un hábeas corpus donde se denunciaba a la justicia violencias penitenciarias contra mujeres indefensas. La Directora del Módulo 3, de apellido Moreira, amenazó a María José y le garantizó diversas torturas a su regreso de la Unidad Psiquiátrica 27, adonde fue llevada y la mantienen dopada en base dosis discrecionales de Alopidol.

“Vení que tenés audiencia en Jefatura”, le dijeron a María José Acosta, presa en el Pabellón 18 de Ezeiza, el martes 3 de setiembre. La “audiencia”, en realidad era un violento apriete para que rompiera un hábeas corpus que ella, junto a sus compañeras, habían sacado a la mañana contra de la guardia del día. Como ella se negó a romper el escrito, empezó la garroterapia. También los gritos de chicas que veían la paliza: “¡Le están pegando a la Beba”. Así, le pusieron precintos con las manos atrás, y la apalearon un total de 17 grises de la guardia y de requisa. La que más se ensañó fue Moreira, directora del módulo 3. María José al defenderse golpeó a Moreira quien la amenazó con diversas torturas para cuando regrese de la 27.

En horas de la mañana, 12 chicas del pabellón 18 habían firmado el hábeas corpus porque jefa de Seguridad había mandado a fumigar, sin aviso, sin que ellas estén en condiciones. Según fue denunciado a esta Agencia: “Entraron con personal masculino, algunas chicas se estaban bañando, otras en la cama a medio vestir, otras durmiendo y cuatro uniformados varones vieron a las chicas en esas condiciones, lo cual está prohibido por sus propias reglas”. Ante el reclamo de las chicas, la Jefa de Seguridad indicó que: “Acá vamos a fumigar le guste a quién le guste”. Y así lo hicieron.

Por diversas voces, que lograron romper los cerrojos, al cierre de esta edición un médico de la Procuración Penitenciaria de la Nación iba a constatar las heridas de María José y se halla en preparación una denuncia contra la jefa Moreira y otros grises.

Como ya informara esta Agencia, la U3 fue escenario de 9 asesinatos de mujeres indóciles, serie letal iniciada durante la anterior gestión del nuevamente titular del Servicio Penitenciario Federal, Alejandro Marambio Avaría.

"Toma tú que te toca a tí, pero soy sordo"

Una pomposa delegación visitó la Cárcel de Mujeres al día siguiente de las torturas a María José. La misma reunía a integrantes de la Comisión de Coordinación y Seguimiento de control Judicial de Unidades Carcelarias, miembros del Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (Prisma). Esta Comisión es un organismo interinstitucional que nuclea a los jueces de las cámaras de Casación Penal, Federal y del Crimen; a la Procuración General y a la Defensoría General de la Nación, a organismos encargados del control carcelario, entre otros.
Lo declamado por estos funcionarios fue la necesidad de tomar “medidas conjuntas para fortalecer la seguridad y la garantía de los derechos humanos en las unidades penales".

Lástima grande que durante la recorrida por los pasillos, ninguno de estos elegantes hombres pudieron escuchar los gritos desgarrados que provenían, tan cerca, de barrotes adentro: “por favor, vengan, escúchennos, hay una compañera que fue torturada y está muy mal. Por favor, vengan, escúchennos”. Todos distinguidos portadores del protocolo del “toma tú que te toca a ti”, miraron hacia el cielo azul y pacífico que cubre la prisión. Claro, en él no había ninguna mujer embarazada, desmayada a golpes, convulsionando. Sola. Esas mujeres no están en el cielo, están en la tierra sucia de penitenciarios, abogados y jueces que miran para otro lado cuando el dolor y la opresión trituran a una hija del pueblo más humillado.

Oscar Castelnov


De: Agencia Rodolfo Walsh