“Nadie libera a nadie, ni nadie se libera
solo.
Los hombres se liberan en comunión”.
Paulo Freire
Escritura automotivada
en: Cárcel Central
Perdido
Qué sucede,
cuando
no le encontrás sentido a la vida;
cuando
todo te da lo mismo;
cuando hasta la mínima cosa te molesta;
y
no lo decís;
cuando sentís una opresión en el pecho, permanente,
cuando
ya nada tiene razón de ser;
cuando
cada día es igual a otro;
cuando
todo esto atraviesa tu cuerpo
-como el cuchillo de gaucho al cuello del cordero-;
cuando
ves un día la luz y diez, la oscuridad;
cuando
cae una alegría y la aplasta una tristeza;
cuando
tu alma abandona tu cuerpo;
cuando
en las noches ni sueños tenés…
¿Por qué río si no hay de qué?
¿Por qué no lloro, si hay sólo dolor?
¿Por qué proyecto? No hay mañana…
Porque
estoy vivo. Y ella existe.
Existe
y saldré a buscarla.
Y cuando la encuentre, que no me abandone más
le pediré,
que
el vacío es tan grande,
que
el eco del dolor llena su espacio,
que una mano de piedra presiona este hueco,
y no late, no late el corazón. Rara sensación.
Porque estoy vivo y ella existe
en busca de mi alma correré.
A la infancia he de volver:
cuando
era bella la vida.
¿En qué pliegue me perdí?
¿Quién la línea del camino borró?
Tal
vez fui yo.
Saldré a buscarla.
Saldré a buscarme.
Y latirá, latirá, mi corazón.
Tuma
Sentimientos
Se dice de
mí
que tengo el
corazón hecho de acero,
que es tan
frío como témpano de hielo,
que quiebra
todo lo que a mí se acerque
y que con
indiferencia miro los cristales rotos.
Pero sólo
son apariencias.
Dicen que mi
corazón es de acero porque sobreviví.
Endurecido,
congelado, sí,
porque de mi
amor lo alejaron, les contesto yo.
Endurecido
late, te digo, amor,
y su cáscara
deshace para recibirte a vos
este hombre
sensible y constructor
que hoy soy
por vos.
Tuma
Reconstrucción
La tristeza se instaló en mi
corazón. Nuestra distancia es infinita.
Mi alma te reclama como la sequía
a la lluvia.
Si las lluvias llegaran,
florecería la tierra;
si llegaras tú a mi alma, hoy
sería primavera.
Te extraño tanto, amor;
necesitarte es agonía...
Esos días tan lejanos, esos
placeres ya soñados,
sólo días recordados, mucha
esperanza, y dolor y más dolor.
Cuánto dolor te he causado,
cuánta tristeza.
El tiempo perdido, perdido;
incierto el tiempo futuro;
y hoy, pura esperanza...
Nada de esto recordarán nuestros
hijos; jamás lo olvidaremos nosotros
porque nada material trae
felicidad,
nada tiene valor si cava este
abismo entre dos.
Tuma
La Mariposa
En
un viejo barrio (ya no tan bien visto hoy por quien narra), hay quienes
comentan aún la historia de un Gusanito.
Gusanito
creía ser dueño de muchos de los árboles del lugar y entonces formó varios
grupos de gusanos en distintos árboles para marcar y defender su territorio.
Los
gusanos que lo rodeaban eran de similares características; tenían varias
anormalidades en común : no se alimentaban de manera natural, nada de hojas ni
insectos sino mentiras, drogas, alcohol, juego, violencia. Gusanito, además, se
mantenía bien alejado de tierra, de la realidad. Su nido era muy peculiar: papá
y mamá no conocían a su hijo aunque creían protegerlo. En parte, él era
responsable porque ante todo el mundo se mostraba fuerte como un roble: jamás
lo vieron sufrir, llorar o asustarse.
En
verdad, Gusanito vivía una vida terrible, triste; deambulaba sin rumbo, sin
motivaciones, no se quería, se anestesiaba con todo tipo de sustancias. Un día
casi se tiró desde lo más alto del árbol: no podía hacerse cargo de su
realidad. Pero no tuvo coraje y entonces pensó que, robando en un árbol ajeno,
su sustento, cada vez más exigente en cantidad, estaría cubierto. En el barrio,
nadie se animó a comentar en voz alta las varias hipótesis surgidas a raíz de la
ausencia de Gusanito.
La
verdad es que el muchacho había comenzado a transitar por el proceso del
“capullo”. Estaba en la etapa del tejido. El lugar: realmente temible; había
distintas clases de gusanos pero la desprolijidad, la mugre, la grisura era idéntica
en cada rincón y todos, todos, marcaban territorio y cada uno de acuerdo con su
código personal. Gusanito intentó lucir con armadura delante de su familia pero
en la interna padeció crueles denigraciones en aquella cápsula altamente tóxica
que hervía de violencia: le raparon la cabeza, le revisaban las cosas, en fin,
debía estar alerta las 24 horas, actitud en la que colaboraron su oído, olfato
y vista. Una noche, sentado en el piso como los otros compañeros de infortunio,
cenaba nuestro personaje una frugal comida de un bols de plástico, cuando el
más antiguo del grupo le ordenó que limpiara las ollas. Gusanito le respondió
que lo haría al terminar de comer, por lo cual “el patrón” reaccionó enfurecido
y le lanzó un golpe; el recién llegado no se asustó y le devolvió el puñetazo
con tal intensidad que lo tiró sobre la instalación de luz; enseguida se subió
nuestro muchacho a la ventana, temiendo que su contrincante hiciera uso de su
gran cuchilla, pero no ocurrió así. Gusano viejo no volvió a molestarlo.
En
otra oportunidad, después de varios altercados con un vecino, se resolvió que
las cosas se arreglarían con una pelea pactada para las 14 horas en el patio.
Gusanito no cesaba de pasearse, mientras pensaba que sus posibilidades eran muy
pocas ante el hecho seguro de que su rival esgrimiría un arma. “Si lo lastimo,
no salgo más; si me lastima, voy al hospital o me matan; si pido seguridad me
llevan a aislamiento pero... no les voy a dar ese gusto”. Y no les dio ninguno,
porque una hora antes de lo acordado, un gusano azul le comunicó que lo
trasladarían, que juntara sus cosas. Sintió alivio pero también tristeza por
sus compañeros.
En
el nuevo alojamiento, al principio no gozó de grandes simpatías: las
autoridades se habían encargado de construirle la imagen del “peligroso”. Poco
a poco, sin embargo, fueron aceptándose. Gusanito empezó a vivir más tranquilo,
tenía mucho tiempo para pensar. Así se dio cuenta de que esta experiencia no
era lo que quería para sí mismo. Se lo comentó a la familia. Desde el día en
que llegó una profesional gusanito para ayudarlo, supo que estaba ante una
Mariposa, algo que hacía mucho tiempo no sentía (o no sabía reconocer). Al
principio, intentó manipularla pero no tuvo éxito. Después, ya no se sintió tan
cómodo: había que trabajar mucho, tomar conciencia de mucho. Ahí se dio cuenta
de que debía empezar a tejer la zona más difícil del capullo: la que estaba en
su propio interior.
Con
grandes esfuerzos, Gusanito comenzaba a vibrar, a emocionarse, a dormir
tranquilo, a comer todos los días (¡Qué raro, ¿no!), a leer, a instruirse, a
ser más solidario, más afectivo y hasta mostró un lagrimón. ¿Un cambio de
identidad? Lo notó cuando empezó a gozar de salidas transitorias: si bien la
primera vuelta al barrio fue mágica, poco a poco fue notando que ni los árboles
ni los gusanos ni él eran los mismos. Fue otro momento difícil en que Mariposa
lo contuvo. Y lo contuvo en su propia casa. Este gesto le generó una enorme
confianza a Gusanito: alguien tan especial se atrevía a abrirle las puertas de
su hogar. De todos modos, salir también significaba complicaciones, tentación.
Y Gusanito
cedió. Cedió pero se reconstituyó hasta que nada más pudo afectarlo, hasta que
se sintió como un animal sano y limpio transitando por la vida. Entonces pudo
asomar también su Mariposa. Todavía falta algún color en sus alas. En eso
trabaja el protagonista de esta historia.
Gumi
en: Cárcel de Mujeres
de Canelones
Reflexión
Amor
es una palabra que está compuesta por ramas: familia, amigos y por qué no,
animales. Se define con el alma, con los sentimientos sobre lo natural y no
natural. Hay amores apasionados y amores tiernos, amores equivocados... pero siempre es puro, sincero, y cuando es
correspondido, no es indiferente. También podemos sentir amor por lo que no
vemos, como Dios...
Odio:
lo que se genera cuando te lastiman el alma, cuando te subestiman la
inteligencia o la forma de ser. Odio a las personas que no respetan tu
intimidad, tu debilidad, tus sentimientos.
Alejandra
en:
Centro Nacional de Rehabilitación
Centro Nacional de Rehabilitación
Escribes en papel lo que en vida no es,
como canto en silencio gritando nombres,
como pena ausente de cuerpo,
como llama sin fuego.
Y sigues ahí, ausente en un corazón perdido,
creyendo que todo saldrá bien, sin esperar nada,
sin saber que el corazón no escucha a la distancia,
y la distancia no escucha al corazón ausente.
Prisionero de un amor y amor prisionero de nada,
eres como canto ausente del canto mismo,
melodía sin rima y rima sin nada.
Un caso perdido y perdido en caso,
así es este amor, amor de nada,
aquel que sólo en papel existe
y si existe, no existe nada…
Hoy te
escondes al caer la tarde. Lentamente tu imagen
se va
borrando de mi memoria, como aquellos recuerdos
de una
infancia que el viento se ha llevado...
Al caer la
noche, la luna se posa en mi ventana.
Quiere
limpiar aquellas lágrimas, estrellas fugaces
que se van
perdiendo en la negra inmensidad.
Caigo
dormido al instante, embriagado por aquella botella
de recuerdos
que sujeto firmemente,
soñando la
verdad de una realidad inamovible...
Entre sueños
me pierdo...
Despierto
solo. Lo sé por el sonido del silencio
pasando por mi cuerpo...
Inútil
buscar una respuesta que no existe...
Y si
existiese, no querría escucharla...
Te prefiero
en estas líneas.
Eterno
Prisionero
Día de visitas
Caminaban la
prisa del ausente
con un aire
lejano en la mirada,
cada tanto
un rezongo incoherente
chocaba
contra el eco de la nada.
Ese era un
día jueves, diferente,
una primera
vez desconsolada,
todo se
había caído de repente,
la vida era
otra, desolada.
Una hilera
de rostros parecidos
ya estaban
en la fila con su espera
de
respuestas esquivas al acierto.
Tomaron su
lugar y conmovidos
dejaron que
una lágrima se fu
Eterno Prisionero
Hoy en la distancia
Seguirá siendo la distancia mi condena,
día a día, letra a letra,
segundo a segundo. Condena a seguir
viviendo sólo en un puño de letras al
amparo de la luna, bajo el resguardo de
unos ojos que siempre me leen
a la distancia.
Prisionero en estas celdas de hoja
blanca, escribiéndote día a día, por ver
si en un despertar despierto con tus
brazos en mi pecho o un beso mañanero
que se fugó de tu boca.
Y aunque es condena esta distancia, vida
al alma le da:
la ilusión de no estar tan solo en estos mundos que mi mano pinta,
tan reales estos mundos como los sueños
de la memoria son.
Eterno
Prisionero
en:
Establecimiento de
Detención
La Tablada
Tengo que
salir de esta prisión
los negros
fuman pasta a mi alrededor
hoy ni un
puto porro pude conseguir
tengo que
tomar pastillas pa´poder dormir
se agrupan
los cascos contra el lateral
ruge la
planchada, requisa general
maldito nazi
no pisotearás
lo poco que
queda de mi dignidad
para vivir
en la perrera hay que aprender a ladrar
te extraño
tanto y pierdo la razón
sólo late tu
nombre en mi corazón
El Canario
en: Complejo
Carcelario
Santiago Vázquez
Santiago Vázquez
Parte de mí
Yo era
un niño ejemplar
hasta
que me hicieron pensar.
Yo
crecí creyendo en la amistad
hasta
que conocí la maldad.
Yo
perdí para mí gente muy querida
y
también mi familia quedó herida.
Mi
vida cambió cuando tuve mi primer veintidós
y
cuando quise acordar lo cambié por un treintaidós.
Yo sé
que hice mal y de mis hechos estoy arrepentido
pero
ahora ya he crecido.
Mi
forma de pensar ha desaparecido
porque
lo anterior y querido se ha desvanecido.
Siempre
recuerdo lo mío aunque privado de mi libertad he amanecido.
Miro
al cielo y anhelo recuperar todo lo perdido.
A mi
padre, para mí tan querido,
como
todo lo querido, yo lo he perdido...
Marcos
Ja!!!
Angustia
Con un
perfume de nardos en mi alma
y una
música triste doliendo en mis sentidos,
voy
camino al recuerdo de un cerezo maduro
que
secó sus raíces, sin agua, en un verano.
Un
tañir de melancólicas campanas
hieren
blancas palomas en la tarde
y
lloran los pinos en el parque
su
amarga y triste soledad de ramas.
Hoy ya
sé que las tardes no serán tardes,
sólo
habrá un tiempo sin horas en mi vida,
un
perfume de nardos en mi alma
y una
música triste doliendo en mis sentidos.
Marcelo
Mi niño
Pobre
de mí, era un niño, simplemente un niño.
Carecía
de inteligencia, esclavo de mi conciencia.
Siete
años tenía cuando mis padres rompieron.
¡Miserable
de mí!
¿Qué
podía hacer con tanta inocencia,
falta
de amor y de comprensión?
No
existían razones ni sabía pensar.
¡Cómo
iba a empezar!
Toda
una vida adelante y pocos estímulos detrás.
Fue
así que elegí andar por la vida
robando
lo ajeno.
La
mayoría de edad llegó
A
través de estas tristes y agrias rejas.
En un
torbellino de sombras
me vi
sumiso y con temor.
Temor
a dejar por el camino
lo que
mi niño en su origen soñó.
Lidio
Esto
es vida
Toda
mi vida es esta
Qué
vida la que tenía
Esta
es la gran respuesta
Qué
vida de tiranía.
Oscuridad
y gran odio
tenía
mi corazón
Primer
lugar en el podio
siendo
el mejor ladrón.
¿Ves
qué vida tengo hoy
que sí
puedo sonreír?
Ahora
sé quién soy
Con
Cristo voy a vivir.
Grandes
cosas para mí
Él ya
me prometió
Vida
eterna nos dio
Nos
salvó a ti y a mí.
Leonard
¿Por
qué temerle al Amor?
I
A no
ser en los cuentos de hadas, todos sabemos que el amor no es eterno. El amor se
termina y se termina con sufrimiento. Pero, ¿por qué temerle? Como la vida,
tiene un principio, una trayectoria y un final. ¿Para qué sugestionarnos con el
fin? Si lo hacemos, no podremos disfrutar de su belleza. ¿Por qué pensar en lo
malo? ¿Por qué no pensar en lo bueno y disfrutar del amor que es la parte más
hermosa de la vida? Por eso otra vez me pregunto por qué temerle al amor?
II
Yo te
digo: no le temas al amor. Ama y sé amado. El que nunca sufrió por amor es
porque nunca amó, nunca experimentó su belleza, nunca sabrá hasta qué punto
llega la felicidad; por falta de coraje, nunca sabrá que un simple beso o una
simple mirada puede hacerlo inmensamente feliz.
III
Todos
tenemos Amor... pero el único que lo disfruta es el que no le teme.
Johnny
Cuando creías que no te veía
Sí lo hacía
Cuando creías que no estaba
Sí estaba
Cuando me quieras abrazar
abre tus brazos
Cuando me quieras dar un beso
mándalo al viento
porque mi mente y mi corazón
están siempre con vos
y mi vida rota
también en torno a vos
Cuando puedas leer esto
sabrás que el 15 de agosto del 2004
al igual que todos los días de tu vida
estuve contigo
Ese día en que los dos soles de tu cara
Entiendan estas palabras
si quieres verme o abrazarme o darme un beso
sólo tendrás que girar
y detrás de ti
estaré
porque de ahí
no me moveré por el resto de mi vida.
Te amo con toda mi alma
Soy tu papá
Roberto
en:
Establecimiento Penitenciario Femenino
“Cabildo”
RETAZOS DE VIDA OPACADOS POR UN TIEMPO
DE DOLOR
Desde niña fui apegada a la lectura.
Después de leer los clásicos libros infantiles, llegó a mis manos un libro de
Borges; todavía me acuerdo de su título, imborrable: La casa de Asterión. Lo
leí una y otra vez con estupor y desde entonces fue mi mayor deslumbramiento.
El cuento aparecía como ilustración a
un ensayo sobre literatura fantástica. Al llegar a la frase final tuve la
sensación de que una corriente eléctrica recorría mi sistema nervioso. Aquellas
palabras “¿Lo creerás, Ariadna”?, dichas de paso, como por casualidad,
revelaban el misterio oculto del relato, la identidad del extraño protagonista
y su resignada inmolación. Jamás había antes imaginado que el lenguaje pudiera
alcanzar grados semejantes de intensidad y extrañeza. Me enamoré tanto del
autor que salí a buscar sus libros pero me frenó mi poder adquisitivo; lo que
para otras chicas no era impedimento para mí lo era. No decaí en el intento y
me conecté con personas interesadas en la literatura pero me di cuenta de que
los lectores de Borges de aquellos tiempos se podían contar con los dedos.
Al sumergirme en ese apasionante mundo
descubrí que la literatura, por el mero hecho de existir, es representación de
libertad: todo en ella es posible, siempre y cuando se respeten ciertas reglas,
reglas que Borges reconoce, aunque lo más importante de su aporte es la feria
de vanidades que desfilan desnudas ante el amo supremo de sus polifónicos
textos: el Tiempo.
Yolly
TIRE Y AFLOJE
Parece mentira pero los uruguayos somos
víctimas de plagio de toda índole: ha pasado con el tango, con La Comparsita,
con las islas Malvinas y, como si fuera poco, con el dulce de leche. ¡Al dulce
de leche también le tocó el plagio!
Mi tatarabuela le contaba a mi
bisabuela, mi bisabuela a mi abuela, mi abuela a mi madre y mi madre me contaba
a mí que el dulce de leche se había originado en Uruguay: una negra esclava que
servía en la casa de Carlos Fernández
-coronel y
jefe político de Minas, mi bisabuelo además- hervía leche azucarada para
preparar un remedio; pero la leche se le quemó. Sin embargo, a los patrones les
gustó el sabor, y así se convirtió en el postre obligatorio de almuerzos y
cenas en la casa. Al poco tiempo se propagó por todo el país y fue conocido
también en Buenos Aires. Los porteños lo adoptaron y lo propusieron como
invento propio. Con el correr de los años y algunas modificaciones del gusto,
manos empresariales lo presentaron en Europa como “la confiture de lait”
(producto de una fábrica francesa en Suiza y Bélgica), como “toffee spread”en
Inglaterra y como “milch koramel” en Alemania.
Actualmente el dulce de leche se
elabora en casi todo el mundo en base a decenas de fórmulas diferentes. La
original y pionera fue uruguaya; ¡el dulce de leche es uruguayo, Señores dueños
de Empresas Mundiales!
Yolly
RECUERDOS DE ANTAÑO
¿Quién diría que yo, que fui una chica
de barrio humilde, con los años tendría anécdotas tan ricas en experiencia para
transmitir?
Hoy, por ejemplo, voy a hablar de la
música popular y de sus intérpretes.
Allá por el 50 y pico empecé a
concurrir al recreo familiar “El Continuado”, ubicado frente a la plaza de Las
Piedras. Por las noches cantaban muchos que se convirtieron después en brillantes
figuras, como Julio Sosa o Mastra, excelente compositor.
Julio tenía la humildad de los grandes,
un muchacho que cantaba por vocación; luego ganó el concurso y se convirtió en
profesional pero nunca, a pesar de la fama, nos abandonó, ni a su barrio, ni a
su gente. Fueron muchos los años de compañerismo, a veces alegrías y a veces
sinsabores, pero siempre la sonrisa y aquella frase tan suya de “Mañana Dios
proveerá”. Cuando se afianzó en Buenos Aires, siempre tenía un tiempito para
nosotros. Como no nos olvidamos de eso, después de su muerte juntamos bronce
todos quienes lo queríamos y le erigimos una estatua frente a su recreo.
Otro de los habitués del recreo fue
Eduardo Fernández, ahora concertista, otro muchacho de barrio, otro humilde
talentoso. Nació en La Paz (Canelones), creo que por el 50 o el 52. La música
le gustó desde chiquito. A los 8 años tenía pensamientos abstractos porque no
se definía entre el piano y la guitarra; a él nadie le había dicho que la
guitarra era un instrumento marginal en aquellos momentos. En cuanto a
repertorio, con su corta edad soñaba con ser director de orquesta pero se le
complicaba tener una orquesta en su casa; él quería un instrumento que fuera
autosuficiente y hacer música cuando quisiera; por eso la disyuntiva era piano
o guitarra. Al fin se decidió por la guitarra. En esos tiempos había grandes
maestros y a los 16 le empezó a dar cátedra el señor Abel Carlevaro, quien le
sugería el repertorio; también Santórsela en contrapunto y Héctor Tosar para
composiciones, de quien Eduardo decía: “Te pone del otro lado de la partitura”.
Ese recreo era mágico, por las figuras
de alto estilo que noche a noche intentaban aprender o tal vez por la calidez
de su gente, como el Chiche, que era un padre cuando veía el empeño de tantos
muchachos que tenían que sortear tantas dificultades y no recibían apoyo
ninguno. Pero pasó el tiempo y Abel empezó a crecer a pasos agigantados; los
críticos hablaban de él muy positivamente; se convirtió en un guitarrista de lo
mejor, le llovían contratos para grandes recitales. Eduardo fue el primer
músico uruguayo editado en compacto con “El mundo de la guitarra española”. Sin
embargo, él no cree en la fama ni en los críticos; la autoestima no puede
depender de eso. Su sueño era enriquecer su repertorio tocando a Bach (por
suerte puede tocar bastante en la guitarra), deseaba que Ravel y Bartok
hubieran escrito algo para su instrumento porque “no sólo hay que leer las
notas sino entender por qué están ahí y qué idea nos quieren transmitir”.
Mucha gente linda transita por mis
recuerdos. Algunas, por desgracia, se han ido, como Rosa Luna, gran amiga;
Marta Guiarte, a quien tanto quise porque crió a su hijo a los tropezones pero
nunca decayó; tal vez no eligió la mejor vida pero vivió feliz. Podría seguir
nombrando personas queridas pero quiero terminar con mi amiga del alma, una
reina de la música popular y del candombe: Lágrima Ríos. Así la bautizó nuestro
amigo en común, Mastra. Era una dama incapaz de quejarse por más problemas que
tuviera. Cuando entraba en “bajón” como ella decía, se ponía a bailar y a
cantar. En el auge de los payadores, se incxorporó al programa que tenían mis
amigos Raúl y Washington Montañés, Molina y otros que en ese momento eran la
atracción; se lució como ninguna, tarde a tarde, en Radio Nacional, dejando
bien parada la música nacional. Que descanses en paz, Amiga.
A veces pienso en qué distinta habría
sido mi historia si hubiera seguido los consejos de estos amigos, que me
querían de veras y tenían en mente otras ambiciones para mí. Yo elegí el camino
que me pareció más correcto.
Después, el destino me jugó una mala
pasada.
En estos patios fríos de la cárcel,
entre angustias y tristezas, me vienen a la mente estos recuerdos tan míos y
queridos. No se asusten. Si estoy aquí no es por una fechoría sino por ser una
madre con mayúscula y defender a mi hija y a mi nietito (que tenía un añito) de
dos locos drogados que los querían matar. Estaba de Dios que mis seres queridos
se salvaran y cayeran muertos ellos.
¡Qué intrincado es el mundo! Tantos
amigos que compartíamos lo mismo y qué destino distinto nos esperaba…
Yolly
REALIDAD
Apenas
se podía contemplar aquel minúsculo punto en uno de los márgenes resquebrajados
del planisferio; parecía una islita. Tomé una lupa y sólo así pude leer
“Caretolandia”. Con esa única referencia me fui a la Biblioteca en busca de
algún libro que me brindara información ya que nunca había oído hablar de ella.
Al cabo de unos días encontré un archivo sellado con la palabra “Confidencial”.
Mi curiosidad no se detuvo y lo abrí.
Varias
aldeas integraban la pequeña isla; Alcahuelandia, por ejemplo, aunque habitada
por la modesta cifra de 200 personas, tenía una organización idéntica a la de
los países más desarrollados: Presidente, Vicepresidente, Ministros,… Me
sorprendió una estructura tan avanzada, así que me dediqué a la lectura con
entusiasmo. Era interesante seguir los pormenores de una crónica tan
particular, donde se consignaba hasta el menor detalle de la vida cotidiana en la
aldea.
Así supe que
la normalidad del pueblito fue rota un día, imprevistamente, por Soberbia, una
recién llegada que se afanó en difamar a los residentes por cuanto rincón se le
antojó, entre ellos, el despacho del Presidente de la comunidad. No se sabe qué
ardides empleó Soberbia para convencer a la máxima autoridad de la aldea, que
empezó a dirigir a su pueblo con la guía que cada mañana desplegaba la intrusa
en sus oídos.
Así las
cosas, Soberbia fue creyéndose con potestad para hacer y deshacer según sus
únicos deseos. El Presidente respondió con un portazo en las narices de los
aldeanos la tarde en que se habían reunido frente a su casa para protestar por
el más insólito de los actos ejecutados hasta ese entonces por la nueva
mandataria, que quería condenar a exilio, no sólo de Alcahuelandia sino de
Caretolandia, a Personalidad, una aldeanita desobediente a los dictados
ilegítimos. Pero, después de cerrar la pesada puerta, el Presidente reflexionó
y se dio cuenta de que no era bueno para su prestigio que la gente supiera
hasta dónde llegaba la influencia de Soberbia sobre su gobierno; entonces
resolvió que la expulsaría.
Sin embargo,
pronto se arrepintió de su decreto y salió a buscarla él mismo. Tardó dos días
en encontrarla y entró con ella a la aldea. Los pobladores no podían creer lo
que estaban viendo: ¡nunca antes el Presidente había hecho algo así por nadie!
¡Era el colmo! ¿De dónde había surgido Soberbia? ¿Quién se creía?
A Soberbia
sólo le faltaría sentarse en el sillón presidencial. Muchos no lo permitirían.
La lucha estaba decidida. Aunque se tratara del último rincón del mundo, debía
existir el respeto, la igualdad y la seguridad para todos los habitantes.
Humillaciones, represalias y hasta el destierro fue el saldo también para
todos. Todos menos Soberbia, que ya había hechizado hasta a los Ministros. Su
talento para inventar crecía de mañana en mañana; era su placer.
Tantas
hazañas me habían desprendido del tiempo y no me di cuenta que había llegado la
noche sino cuando pretendí salir de la Biblioteca; había cerrado. Estaba tan
intrigada con el relato que decidí continuar leyendo, total, ya no podría
regresar a casa. Así que volví a
voltear la tapa del archivo. Poco duró la lectura porque mis ojos estaban
cansados; debo de haberme quedado dormida cuando me los restregaba: me ardían.
Todavía me arden y me pregunto si he despertado realmente porque descubrí que
soy una habitante más de Alcahuelandia, conozco a Soberbia pero me llamo
Esperanza y estoy comprometida en la lucha de devolver la visibilidad a esta
minúscula isla del planisferio.
Clau
APARIENCIAS
En todo
momento aparento, desde que estoy acá.
Aparento no
escuchar; no entender, aparento.
Dormir,
aparento; aparento ser feliz.
Porque ayer
no simulé comprensión, no simulé conformidad, no simulé sumisión, hoy acá
estoy. Por soltar mi bestia interior, agresiva y rebelde como la de todos,
presa quedé por la que fui.
Acá estoy, y
aparento. Aunque me digan complaciente, cobarde, estúpida.
Ante la
guardia aparento obedecer su decisión, aunque esté segura de que correcta no
es. Bajo este Sistema, ocultar la bestia es sobrevivir.
Pero ahora,
que bien sé quién soy, libre estoy.
Clau
UNA VEZ
Me pierdo en el eco de pasos y
sombras, un silencio sin fin
por toda compañía
y otra vez veo mi reflejo en los cristales
y espero, y escucho y te busco
hace tiempo ya, no quiero saber
por qué ni hasta cuándo
y pienso y me obsesiona la idea
de encontrarte, quién sabe
tal vez un día vea más que un reflejo
en los cristales, y me consume el sueño
y la agonía de no saber dónde estás
y te busco y te espero y te sueño
y soñando vivo y soñando vuelo
al unísono con mi pensamiento
confiando en el porvenir que nunca llega
me queda sobrevivir con la esperanza
de hallarte una vez, aunque sea en sueños.
Rocío
A QUIÉN LE IMPORTA
La noche cae, la luna brilla entre las palmas
y en su negro manto por estrellas
salpicadas
me encuentro un verso que a mi pobre
alma
consuela ¡ay de mí, pobre niña soñadora!
mirando al cielo y más allá.
La noche cae, y qué más da…
Mi alma vaga en la inmensa oscuridad.
Las lágrimas, torrente incontrolable,
mil recuerdos agolpados de repente
y mil sueños por cumplir.
No importa, a quién le importa.
La noche cae implacable como siempre.
Los recuerdos se borran y en el fondo
del mar se quedan y allí estarán
hasta ser evocados nuevamente.
Quizá de pronto cuando vuelvan
se escuche el eco de una risa sonora
y no más lágrimas.
La noche cae y qué más da…
También para la luna, las estrellas
y las palmas, llega siempre la mañana.
LABERINTO
Caminé sin rumbo, di mil vueltas, me
sentí sola, frustrada; golpeada y fatigada, no encontraba una salida. Miré a mi
alrededor, sólo el silencio me acompañaba. Abrí y cerré mil puertas sin
encontrar la que yo buscaba. Los caminos eran tantos, pero creo que escogí el
peor. Equivocada, niña errante, solitaria, ermitaña, peregrina y hasta un poco
gitana, de un lado para otro, desorientada… Todo esto pensé de mí misma. Por
fin, derrotada, me senté a llorar frente a una puerta sin advertir que ésta
existía. Miré sin mirar mil veces, lloré sin cesar y otra vez me invadió el
silencio. Busqué a mi alrededor pero esta vez alcé la mirada: un sol
incandescente me iluminaba desde un cielo muy azul. Entonces ya no busqué
alrededor sino en mi interior y miré al frente y sequé mis lágrimas y pensé en
Dios: ¡Nunca estuve sola! Él jamás me dejó. Tomé el picaporte sin miedo a nada
y abrí la puerta que nunca había estado cerrada.
Rocío
EL GUARDIÁN
Vivo en un
castillo medieval, rodeado de hermosas plantas verdes, rocas multicolores de
diferentes tamaños y formas. Tengo el libre albedrío de ir y venir por todas
partes y disfrutar del hermoso paisaje extendido a mi alrededor. ¡Soy tan feliz
aquí! Pero, ¿qué estoy viendo? Alguien viene. Un caballero de armadura negra.
No lo conozco. Correré al castillo a ocultarme y desde ahí observaré. Se ha
quedado junto a las rocas. Saldré por las puertas traseras y trataré de
sorprenderle. Me escabulliré entre las plantas aunque no tardará en hallarme…
Seré valiente. Lo enfrentaré. Mi corazón late más rápido. Ya me vio. Se acerca
a mí. No puedo retroceder. Está frente a mí. Pero no puede avanzar. Ni yo.
Claro, recién puedo percibir que el hermoso lugar donde vivo, desde donde
observo el ir y venir de muchas personas, el amanecer y la noche y hasta
pequeños ojos curiosos que contemplan mi hermosa armadura de relucientes
colores, el castillo donde soy el caballero guardián a quien se le ha
encomendado la difícil tarea de custodiar y velar por el bienestar del resto de
los habitantes, el caballero enamorado de la bella princesa… Pero ahora el
invasor de armadura negra retrocede ante la impenetrable muralla y se aleja.
Oigo voces y descubro otra vez los pequeños ojos que me observan movilizarme en
busca de alimento en la gran pecera de cristal donde vivo, reino y a veces,
también sueño.
Rocío
EL HOMBRE MATA SIEMPRE LO QUE AMA
Hoy, a
través de la vidriera de la vida, veo pasar mi libertad,
mi libertad,
mi vida entera, aquella que te entregué
al decir que
sí, aquella noche en que la luna brillaba
y no
brillaba más por sentirme y saberme tuya para siempre.
Primero nos
amamos y vimos el fruto de ese amor en los retoños.
De pronto,
con angustia y esperanza, sentí el horror de la asfixia.
La felicidad
detuvo su danza; cambiaron sus matices los colores del día.
Ya no sé
cuándo fue, ya no sé cuánto supliqué que sólo un sueño fuera
para poder
despertar y que otra fuera nuestra realidad.
Cuándo fue
que ciego te quedaste y con el filo de tu amor me heriste.
Jamás
pensaste en mis cicatrices.
Llegó el
crepúsculo.
Tú ni
siquiera advertiste la inquietud, el dolor, el sufrimiento,
los
profundos gemidos. En las páginas del libro de mi vida
están
escondidos. Ecos y sombras en lo profundo de mí.
Un umbral
que uniendo divide el sueño de lo real.
Sólo yo
asistí al funeral de nuestros calendarios.
Sólo yo me
exilié en la ceguera del silencio y la lluvia salpica mi vidriera.
Se consumió
el amor. Estaba enfermo.
Cuándo fue
que ciego te quedaste y mataste a nuestro amor
que era tan
bello, casi perfecto.
Defenderé su
memoria, sus vestiduras, hasta que
la idea haga
volver mi libertad
aunque vieja
ya sea.
Cuándo fue
que ciego te quedaste y de asfixia mataste a
nuestro amor,
nuestro amor
que tan sólo pedía respirar,
respirar,
tan sólo eso.
Rocío
AMOR, AMOR TUYO, AMOR MÍO
¿A dónde vas? ¿De dónde vienes?
Me aquietas o me agitas
como las aguas de un río.
Te busco, no te encuentro,
hace tanto ya, amor mío,
que muero por conocerte
y olvidar los días de frío
que al alma mía han curtido
y aquietado mis latidos.
Cuándo llegarás a mí
y
me hablarás al oído
y estremecerás mi piel
y te quedarás conmigo
para ya nunca partir
y ser enteramente tuya
y tú solamente mío.
Rocío
INOLVIDABLE
Aunque nunca vuelvas
a cruzarte en mi camino
aunque nunca más
tu mano me acaricie
yo sé que me quisiste
yo sé que te quise.
Aunque no fueras más
que un trecho del camino
aunque el tiempo
tu imagen desdibuje
jamás olvidaré lo que del amor aprendí
estando contigo.
A.M.E
SI SUPIERAS…
que de tantas cosas podría escapar
si tan sólo me enseñaras
tu forma de amar…
Quiero volver a encontrarte
y que vuelvas a mirarme
de esa, tu linda manera.
Quiero, amor, que caminemos
como un día lo hicimos.
Quiero que al llegar la noche
bajo un manto de estrellas
con nuestras manos unidas
tú… me digas cosas bellas.
Que nunca te olvides quiero
del amor que por ti siento.
Pido a Dios que tú me quieras,
que el milagro me haga
de que muy pronto tú vuelvas…
Quiero contarte este amargo dolor
porque es mi manera de sobrevivir.
Yo sería capaz de luchar
si me enseñaras tu forma de amar…
A.M.E
Feliz quien, a
primera leída,
se asombre ante
los relámpagos del pobre
o
los rostros de
las palabras vida, muerte, sobrevida o tiempo o pan o luna o rabia.
Pablo Mora
De: Ay del hombre en “La noche insomne”