La industria del miedo
El miedo es la materia prima de
las prósperas industrias de la seguridad privada y del control social. Una
demanda firme sostiene el negocio. La demanda crece tanto o más que los delitos
que la generan, y los expertos aseguran que así seguirá siendo. Florece el
mercado de las policías privadas y las cárceles privadas, mientras todos, quien
más, quien menos, nos vamos volviendo vigilantes del prójimo y prisioneros del
miedo.
Clases de corte y confección: cómo elaborar enemigos a medida
Muchos de los grandes negocios
promueven el crimen y del crimen viven. Nunca hubo tanta concentración de
recursos económicos y de conocimientos científicos y tecnológicos dedicados a
la producción de muerte. Los países que más armas venden al mundo son los
mismos países que tienen a su cargo la paz mundial.
Afortunadamente para ellos, la
amenaza de la paz se está debilitando, ya se alejan los negros nubarrones,
mientras el mercado de la guerra se recupera y ofrece promisorias perspectivas
de carnicerías rentables. Las fábricas de armas trabajan tanto como las
fábricas que elaboran enemigos a la medida de sus necesidades.
Es el tiempo del
miedo
* Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del
hombre a la mujer sin miedo.
* Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
* Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al
niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día
sin pastillas para despertar.
* Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que
fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir…
El gran negocio del
crimen y el miedo sacrifica la justicia
En un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, hay
cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares de
la seguridad. En las calles de las ciudades se celebran las ceremonias. Cada
vez que un delincuente cae acribillado, la sociedad siente alivio ante la
enfermedad que la acosa. La muerte de cada malviviente surte efectos
farmacéuticos sobre los bienvivientes.
La palabra farmacia viene de pharmakos, que era el nombre que daban los griegos a las víctimas humanas de los sacrificios ofrendados a los dioses en tiempos de crisis.
La palabra farmacia viene de pharmakos, que era el nombre que daban los griegos a las víctimas humanas de los sacrificios ofrendados a los dioses en tiempos de crisis.