El acto de presentación de esta publicación
colectiva se efectuó el 21 de noviembre de 2008 en la Sala José Pedro Varela de
la Biblioteca Nacional.
Transcurrió en una atmósfera emotiva, producto de la
interacción entre el plantel docente que exponía a consideración pública la
obra, y los generosos asistentes.
La Profa. de Filosofía Roberta Caetano ofició de
maestra de ceremonia, gesto que siempre agradeceremos, por cuanto fue la
responsable directa de la atmósfera de natural calidez que impregnó toda la presentación.
Consustanciada en profundidad con la práctica que los
docentes del Proyecto estábamos realizando (en la cual nos había acompañado en
reiteradas oportunidades, visitándonos en cada Establecimiento y orientándonos
asiduamente), la Inspectora Nacional de Literatura Susana Nieto abrió la
ceremonia con palabras propias de quien no estaba cumpliendo un acto protocolar
sino vivenciando un logro ciudadano, profesional e intensamente humano. Un
privilegio, realmente, en una era de indiferencia, y especialmente, si se trata
de un asunto tan polémico y adulterado como el que concitaba y concita nuestra
atención, nuestro quehacer y nuestro desvelo.
No obstante, a tiempo estamos aún de confesar la
honda y secreta desazón que nos embargó al comprobar que ningún otro
representante del Consejo de Educación Secundaria estaba presente, aunque
habían sido invitadas en forma personal todas sus autoridades.
Fuimos en verdad muy ilusos, porque también
esperamos la presencia de algún representante gubernamental. Ni frenteamplistas
ni blancos ni colorados ni independientes estimaron el hecho; tampoco el
Comisionado Parlamentario.
Habíamos repartido, en ese nivel, 300, sí,
trescientas invitaciones, costeadas por nosotros, como también lo fue el libro.
¡Qué política extraña la de implementar proyectos y
no reconocer su andadura!
A la intervención de cada una de las docentes
participantes en la publicación, siguió la participación del público.
En este sentido, debemos agradecer aún hoy a tant@s
amig@s y colegas que nos acompañaron, y en particular a tod@s l@s referentes de
los Establecimientos Penitenciarios que, siendo docentes como nosotr@s, nos
regalaron su presencia. Con especial atención deseamos subrayar que el
Comisario Anadón, quien concurrió con su hijo, fue el único representante de
los Comandos Policiales que, con su actitud de integración, reveló una
comprensión cabal de la trascendencia de la Educación en Contextos Carcelarios.
Entre la concurrencia había, por supuesto, personas
sin contacto alguno con las realidades de la prisión. Varias interrogaron a las
docentes expositoras con respecto a sus planteos; querían saber más porque
seguramente, a partir de conceptos esquemáticos instalados en el imaginario
colectivo, les resultaba difícil entender que l@s intern@s abrazaran con tanto
entusiasmo las prácticas educativas.
Sin que estuviera establecido en el guion del acto,
alguien se levantó de su butaca y pidió
la palabra. Era Rebeca, una alumna del Establecimiento Penitenciario Cabildo. Creo
que no nos habíamos dado cuenta de su presencia. Estaba gozando de una salida transitoria de muy
pocas horas pero había resuelto acudir a la presentación. Sobre la mesa
alrededor de la cual nos habíamos sentado había una vela encendida. Rebeca la
alzó y se la acercó tanto al brazo que todos debimos de haber pensado que se
lastimaría. Entonces, dijo: “Para much@s de nosotros, la educación adentro de
la cárcel, es esto: una pequeña medida de calor que sin embargo puede con el
frío impresionante que reina allí adentro; es una luz, y por eso estoy aquí”.
Como ven, el 21 de noviembre fue un día de regalos
para nosotr@s, a pesar de todos los pesares. El de Rebeca, sin dudas, el más
bello. Había nacido silenciosamente en medio de las grietas; primero fue un
pétalo, después otro, y otro, y otro. Hasta que fue flor. Su perfume sigue
aromando nuestra realidad.
Profa. Ana Milán
E.C.E-Uruguay
febrero de 2013