sábado, 8 de junio de 2013

Un asunto de mera retórica

A ningún mortal puede resultar extraño que la comunicación sea la herramienta básica para comprendernos. Más que un concepto académico es una vivencia permanente.

Por eso me parece atinado referir un caso reciente.

Algunos días atrás, el Señor Ministro del Interior, refutando el informe del Dr. Garcé acerca del desborde poblacional de las cárceles, dijo que, en realidad, se trata de “un hacinamiento tolerable”.

La expresión me provocó una sensación rara, en principio; se sabe que los docentes de Lenguas somos como automáticamente permeables a ciertas incongruencias idiomáticas. Pero también fuimos formados en la autocrítica y entonces me puse a revisar si mi noción de “hacinamiento” estaba avalada por expertos, porque quizás hasta mi idea experiencial del tema había caducado.

El hecho es que descubro coincidencias incluso con el lenguaje sociológico o con el arquitectónico, puesto que la densidad se convierte en hacinamiento cuando son abatidos los límites elementales del uso del espacio. O, en términos más cercanos a lo que es posible comprobar en muchas de las cárceles uruguayas: amontonamiento de cuerpos, psiquis caotizadas, viveros de infecciones,... en fin, sintetizando: el horror, un horror que con sutileza invisibilizó este hablante (¿desmemoriado?, ¿acosado por las estadísticas?) mediante una estrategia muy simple porque, ¿no tiene gran abolengo democrático el adjetivo “tolerable”?

Hay situaciones que repelen toda caracterización. El exceso es siempre una transgresión, no importa quién, cuándo, cómo, dónde, por qué ni para qué se cometa; toda cualificación resulta inapropiada, ilógica, ilegítima, inmoral, indigerible,... en verdad, intolerable, y en este contexto, absolutamente elitista. He comprendido. 







Conclusiones del Seminario “La reforma del Código del Proceso Penal” que se realizó el 20 de marzo de 2013 en el salón de actos del Colegio de Abogados del Uruguay (CAU).

La óptica penitenciaria-  Dr. Álvaro Garcé

Garcé abrió el fuego del seminario señalando que en los últimos años se ha verificado un aumento de entre 6 y 7% anual de crecimiento sostenido en la población carcelaria y aventuró que durante 2013 se llegará a casi 10.000 personas privadas de libertad sobre un total de 3.251.526 habitantes, según el censo más reciente. Puso como ejemplo de esa problemática una obra teatral de 1957 del ex decano de la estatal Facultad de Derecho, Juan Carlos Patrón (1905-1979) que se exhibió en el Teatro Solís. Significó un fuerte llamado a la conciencia social al desnudar tanto la realidad carcelaria como el funcionamiento procesal de la justicia. El protagonista, una persona al borde de la ancianidad, es procesada con prisión por la simpleza de haber cortado sin autorización la enredadera de su vecino que lo denunció; en la cárcel es objeto de vejaciones que se trasladan a su ámbito social y barrial. “Es llamativo cuando felicitan al personaje por haber obtenido la libertad (provisional) y éste expresa agradeciendo las felicitaciones: ‘Sí, pero toda la vida voy a ser el procesado 1.040’”,  remarcó Garcé. La obra “es una denuncia sobre el escándalo quesuponía que (hace 55 años) hubiera algo más de 1.000 personas privadas de libertad en Montevideo. Hoy en día tendríamos que repensar la obra con el título ‘Procesado 10.040’”, dijo el expositor.

Para el Comisionado Parlamentario el mayor problema está en la distribución interna de los presos: “Por ejemplo COMCAR (Complejo Carcelario) reúne casi el 35% de la población reclusa del país. Allí hay zonas donde no existe hacinamiento y hay otras que están al 300% (de la capacidad locativa). En el mismo establecimiento hay niveles aceptables de sobrepoblación y niveles muy por encima de lo mínimamente aceptable (…) 120% es el guarismo internacionalmente aceptado”.
Hizo notar que debido a un motín, en abril de 2012 se destruyó parte de esa cárcel que actualmente está en un proceso de reconstrucción y que al mismo tiempo se está construyendo espacio para 1.016 nuevas plazas. Si se mantiene este nivel de progresión de privados de libertad y la construcción de nuevos espacios, para lo cual se prevén otras 2.000 plazas, así se llegará a 2015 “con un panorama más o menos controlado por dos o tres años, hasta 2017.

La pregunta es: ¿hasta cuándo? ¿Cuánto más va a ser necesario construir, vamos a superar los niveles de 300 reclusos por cada 100.000 habitantes? ¿A qué cifra vamos a llegar? ¿Vamos a  superar los 350 reclusos?”
En la región “sólo Chile tiene un  guarismo superior al nuestro con 340 personas privadas de liberad por cada 100.000 habitantes. Israel tiene un nivel que no está tan lejos del nuestro: 350 reclusos cada 100.000 habitantes. Estados Unidos se mantiene en primer lugar con 750 por cada 100.000 habitantes pero al mismo tiempo tiene un sistema de aplicación de medidas sustitutivas muy interesante”.

Recordó al extinto Defensor del Oficio en materia penal y destacado escritor, Carlos Martínez Moreno (1917-1986), quien en un ensayo se preguntaba: “¿Cuánto más vamos a encarcelar?”. Martínez Moreno sostenía: “Encerrar es el más peligroso y el más irreal de todos los sueños”Por esa razón advirtió que “es más fácil encarcelar que comprender. Nosotros no podemos seguir recorriendo ilimitadamente esta opción.

Y en nuestro caso tendríamos que considerar, ¿cuánta cárcel resiste el estado de derecho?”. El mismo respondió: “Yo creo que para resolver esta contradicción es indispensable la reforma del proceso penal. Pero aquí quiero plantear una alternativa, porque todos sabemos que la aplicación del Código es muy difícil que se pueda concretar en lo que resta de este período de gobierno. Entonces la estrategia debería ser avanzar lo más que se pueda en lo que resta de la actual administración para posicionar lo mejor posible para que entre en vigencia a comienzos del próximo período. Independientemente de cuál sea el partido o el presidente: entonces una cuestión como esta, ya es una cuestión de política pública. Por eso, ¿no sería inteligente escindir el tema de la prisión preventiva y replantearlo a corto plazo?”

Señaló que existe una buena ley que es la 17.726 (de medidas alternativas a la prisión) “que si se aplicara en toda su extensión nos permitiría resolver el problema de la sobrepoblación y del hacinamiento. Lo mejor es enemigo de lo bueno, suelen decir los franceses. “Si tenemos una buena ley, ¿por qué no la aplicamos? Ustedes, magistrados (jueces y fiscales) necesitan una alternativa concreta, el soporte administrativo para que la medida sustitutiva no sea una especie de acto de fe. Hay que apostar a mucho más de lo que se está haciendo. Para resumir, hay que seguir trabajando desde el punto de vista legislativo, administrativo y sobre todo diario en la práctica en cada una de las sedes penales del país”.

www.cadal.org.uy/publicaciones/Seminario_20-03-2013



Una versión fundada de la realidad actual en el Programa “De Diez a Doce” de Radio Uruguay

Transcribimos e invitamos a escuchar la entrevista:

Advierten ausencia de políticas públicas para requisar armas ilegales


El informe Delincuencia Juvenil en la Ciudad de Montevideo reveló que existe un aumento de la utilización de armas en los hechos delictivos. La explicación debe asignarse a la ausencia de políticas públicas para llegar a las armas ilegales, opinó Javier Palummo, uno de los autores del trabajo.

Para Palummo deben desarrollarse políticas para sacar las armas de la calle, del mercado irregular. “Algo tiene que hacer la sociedad para que no se pueda acceder a ellas”, dijo en 
De Diez a Doce y manifestó su oposición a interpretaciones que asignen el aumento de los delitos con intervención de armas a un cambio del perfil en los adolescentes.

“El adolescente puede querer muchas cosas, salir con la más linda del liceo, por ejemplo; pero no todo lo que quiere puede”, explicó para argumentar que, desde su perspectiva, el problema está en la gran disponibilidad de armas que existe.

Valoró las ideas de desarme que existen y se manifestó favorable a que se implemente un sistema de canje de armas ilegales por dinero. “La estrategia para sacar las armas de circulación tiene que ser muy tentadora”, comentó.

Por otra parte, Palummo dijo que el estudio, del que también es coautora Agustina López, indica que en los sistemas de seguridad y represión funcionan “patrones de selectividad relativos a la forma de vestirse o de ocupar el espacio urbano que vuelven a quienes encuadran en ellos más vulnerables a ser atrapados”.

“La formas de actividad policial, está orientada a capturar determinados delincuentes y formas de delitos; construye su propia clientela dependiendo de qué formas utilizan para atraparla”, señaló. 

Es más frecuente el control a personas que camina por la calle que a quienes circulan en auto, ejemplificó y señaló que, de acuerdo a esas pautas, es posible que los adolescentes estén sobrerrepresentados en las estadísticas de detenciones.

El estudio se realizó a partir de los registros de procesamiento de menores entre 2004 y 2010, informó Palummo.



De Diez a Doce - Radio Uruguay- Sodre- 1050 AM