La óptica penitenciaria- Dr. Álvaro Garcé
Garcé
abrió el fuego del seminario señalando que en los últimos años se ha verificado
un aumento de entre 6 y 7% anual de crecimiento sostenido en la población
carcelaria y aventuró que durante 2013 se llegará a casi 10.000 personas
privadas de libertad sobre un total de 3.251.526 habitantes, según el censo más
reciente. Puso como ejemplo de esa problemática una obra teatral de
1957 del ex decano de la estatal Facultad de Derecho, Juan Carlos Patrón
(1905-1979) que se exhibió en el Teatro Solís. Significó un fuerte llamado a la conciencia
social al desnudar tanto la realidad carcelaria como el funcionamiento procesal
de la justicia. El protagonista, una persona al borde de la ancianidad, es
procesada con prisión por la simpleza de haber cortado sin autorización la
enredadera de su vecino que lo denunció; en la cárcel es objeto de vejaciones
que se trasladan a su ámbito social y barrial. “Es llamativo cuando felicitan
al personaje por haber obtenido la libertad (provisional) y éste expresa
agradeciendo las felicitaciones: ‘Sí, pero toda la vida voy a ser el procesado
1.040’”, remarcó Garcé. La obra “es una denuncia
sobre el escándalo quesuponía que (hace 55 años) hubiera algo más de 1.000
personas privadas de libertad
en Montevideo. Hoy en día tendríamos que repensar la obra con el título
‘Procesado 10.040’”, dijo el expositor.
Para
el Comisionado Parlamentario el mayor problema está en la distribución interna
de los presos: “Por ejemplo COMCAR (Complejo Carcelario) reúne casi el 35% de
la población reclusa del país. Allí hay zonas donde no existe hacinamiento y
hay otras que están al 300% (de la capacidad locativa). En el mismo establecimiento
hay niveles aceptables de sobrepoblación y niveles muy por encima de lo
mínimamente aceptable (…) 120% es el guarismo internacionalmente aceptado”.
Hizo
notar que debido a un motín, en abril de 2012 se destruyó parte de esa cárcel
que actualmente está en un proceso de reconstrucción y que al mismo tiempo se
está construyendo espacio para 1.016 nuevas plazas. Si se mantiene este nivel
de progresión de privados de libertad y la construcción de nuevos espacios,
para lo cual se prevén otras 2.000 plazas, así se llegará a 2015 “con un
panorama más o menos controlado por dos o tres años, hasta 2017.
La
pregunta es: ¿hasta cuándo? ¿Cuánto más va a ser necesario construir, vamos a superar
los niveles de 300 reclusos por cada 100.000 habitantes? ¿A qué cifra vamos a
llegar? ¿Vamos a superar los 350
reclusos?”
En
la región “sólo Chile tiene un guarismo
superior al nuestro con 340 personas privadas de liberad por cada 100.000
habitantes. Israel tiene un nivel que no está tan lejos del nuestro: 350
reclusos cada 100.000 habitantes. Estados Unidos se mantiene en primer lugar
con 750 por cada 100.000 habitantes pero al mismo tiempo tiene un sistema de aplicación
de medidas sustitutivas muy interesante”.
Recordó
al extinto Defensor del Oficio en materia penal y destacado escritor, Carlos
Martínez Moreno (1917-1986), quien en un ensayo se preguntaba: “¿Cuánto más
vamos a encarcelar?”. Martínez Moreno sostenía: “Encerrar es el más peligroso y
el más irreal de todos los sueños”. Por
esa razón advirtió que “es más fácil encarcelar que comprender. Nosotros no
podemos seguir recorriendo ilimitadamente esta opción.
Y
en nuestro caso tendríamos que considerar, ¿cuánta cárcel resiste el estado de
derecho?”. El mismo respondió: “Yo creo que para resolver esta contradicción es indispensable
la reforma del proceso penal. Pero aquí quiero plantear una alternativa, porque
todos sabemos que la aplicación del Código es muy difícil que se pueda
concretar en lo que resta de este período de gobierno. Entonces la estrategia
debería ser avanzar lo más que se pueda en lo que resta de la actual
administración para posicionar lo mejor posible para que entre en vigencia a
comienzos del próximo período. Independientemente de cuál sea el partido o el
presidente: entonces una cuestión como esta, ya es una cuestión de política
pública. Por eso, ¿no sería inteligente escindir el tema de la prisión
preventiva y replantearlo a corto plazo?”
Señaló
que existe una buena ley que es la 17.726 (de medidas alternativas a la
prisión) “que si se aplicara en toda su extensión nos permitiría resolver el problema
de la sobrepoblación y del hacinamiento. Lo mejor es enemigo de lo bueno,
suelen decir los franceses. “Si tenemos una buena ley, ¿por qué no la
aplicamos? Ustedes, magistrados (jueces y fiscales) necesitan una alternativa concreta,
el soporte administrativo para que la medida sustitutiva no sea una especie de
acto de fe. Hay que apostar a mucho más de lo que se está haciendo. Para
resumir, hay que seguir trabajando desde el punto de vista legislativo,
administrativo y sobre todo diario en la práctica en cada una de las sedes
penales del país”.
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