15 de octubre de 1926 - Francia |
"La Ilustración que descubrió las libertades
también inventó las
disciplinas"
“Por todos los niveles de la sociedad moderna existe un tipo de
'prisión continua', desde las cárceles de máxima seguridad, trabajadores
sociales, la policía, los maestros, hasta nuestro trabajo diario y vida
cotidiana. Todo está conectado mediante la vigilancia (deliberada o no) de unos
seres humanos por otros, en busca de la 'normalización'.
Usted es peligroso (entrevista a Michel Foucault)
Traducción del francés: Lic.
Mariano Talanchuk
«Vous êtes dangereux»,
Libération, n° 639, 10 juin 1983, p. 20. Republié dans Michel Foucault, Dits et
écrits. 1954-1988. Tome IV:
1980-1988, Paris, Éditions Gallimard, p. 522-524.
Encarcelado por el robo de
ochocientos francos, cosa que negó, Roger Knobelspiess fue beneficiado por la
libertad condicional. Arrestado nuevamente por robo, fue encerrado en una
cárcel de máxima seguridad, desde donde inicia la denuncia. Su lucha le trae la
popularidad entre periodistas, intelectuales y artistas. Un comité, del cual M.
Foucault no fue parte, se constituye para que el proceso sea revisado, y le
solicita a M. Foucault realizar el prefacio de su libro Q.H.S.: Cárcel de alta
seguridad (Paris, Stock, 1980). Cuando la izquierda llega al poder, Roger
Knobelspiess es nuevamente juzgado y liberado. Arrestado nuevamente al poco
tiempo por un atraco, aquel que había sido el símbolo de la falta de igualdad
de la justicia se convierte ahora en la imagen de la laxitud de la izquierda y
de la irresponsabilidad de los intelectuales. M. Foucault responde aquí a esta
campaña.
Si hablamos de sorpresas,
efectivamente he sido sorprendido. No por aquello que pasó, sino por las
reacciones, y por la fisonomía que éstas le dieron al evento.
¿Qué es lo que ocurrió? Un hombre
es condenado a quince años de prisión por un atraco. Nueve años después, el
Tribunal Penal de Ruán declara que la condena de Knobelspiess es
manifiestamente exagerada. Liberado, viene de ser culpado nuevamente por otros
hechos. Y es así que toda la prensa grita por el error, por el engaño, por la
intoxicación. ¿Pero contra quién grita? Contra aquellos que habiendo pedido una
justicia más mesurada, contra aquellos que habían afirmado que no está en la
naturaleza de la prisión el transformar a un condenado.
Veamos algunas cuestiones
simples:
1) ¿Dónde está el error? Aquellos
que intentaron plantear seriamente el problema de las prisiones lo dijeron
después de algunos años: la prisión fue creada para castigar y corregir.
¿Castiga? Puede ser. ¿Corrige? Ciertamente que no. Ni reinserción ni formación,
sino constitución y reforzamiento de un “ambiente delictivo”. Quien entra a
prisión por el robo de unos miles de francos tiene más posibilidades de salir
como un gangster que como un hombre honesto. El libro de Knobelspiess lo
muestra bien: la prisión dentro de la prisión, las cárceles de alta seguridad
en las que se corre el riesgo generar resentidos sociales con posturas
radicales. Knobelspiess lo ha dicho, nosotros lo hemos dicho, y había que
divulgarlo. Los hechos, tal como los podemos conocer, corren el riesgo de
confirmarlos.
2) ¿Quién ha sido engañado?
Evidentemente todos aquellos que quisieron creer que una buena temporada en la
cárcel siempre puede ser útil para reencausar a un muchacho peligroso o evitar
la reincidencia.
Igualmente aquellos que han
querido creer que los quince años de prisión de Knobelspiess por un hecho poco
claro podría ser un gran beneficio para él y para otros como él. La gente que
ha sido engañada por aquellos que quieren una justicia tan escrupulosa como sea
posible, como así también por aquellos que creen que los castigos, aunque sean
poco examinados mejoraron la seguridad.
3) ¿Dónde está la intoxicación?
Solyenitzyn tiene una frase maravillosa y dura: “Habría sido necesario, dijo,
desconfiar de aquellos líderes políticos que tienen el hábito de enorgullecerse
de sus prisiones”. Existe toda una literatura de pacotilla y un periodismo
chato que practica a la vez al amor a los delincuentes junto al pánico extremo
ante la delincuencia. El héroe truhán, el enemigo público, el rebelde
indomable, los ángeles negros… Se publican con el nombre de grandes asesinos o
de gángsters célebres estos libros reescritos –o más bien escritos- por los
editores, que hacen las delicias de los medios de comunicación. Pero la
realidad es bien otra: el mundo de la delincuencia y de la prisión es duro,
mezquino, envilecedor. Esas heroizaciones ambiguas son peligrosas, pues una
sociedad no necesita amar u odiar a sus criminales, sino saber lo más
exactamente posible qué es lo que castiga, porqué castiga, cómo lo hace y con
qué efectos. Ellas (las heroizaciones) también son peligrosas pues nada es más
fácil de alimentar por estas exaltaciones problemáticas, que la sensación de
inseguridad, donde las violencias se exasperan, tanto de un lado como del otro.
4) ¿Dónde está el coraje? Está en
la seriedad que aporte el preguntar y repreguntar sin cesar sobre estos
problemas, que se encuentran entre los más antiguos del mundo: la justicia y el
castigo. Una justicia nunca debe olvidar cuán difícil es ser justo y fácil ser
injusto, qué trabajo demanda descubrir un átomo de verdad y cuán peligroso es
su abuso de poder. Esa fue la grandeza de sociedades cómo la nuestra: después
de siglos, a través de discusiones, polémicas, también errores, ellas son
interrogadas sobre la manera en que la justicia debe ser dicha, es decir
practicada. La justicia –hablo aquí de la institución sirve eventualmente al
despotismo si quienes la ejercen y aquellos que ella misma protege no tiene el
coraje de problematizarla. El trabajo del actual Ministro de Justicia francés
(Robert Badinter) por repensar el sistema penal mas ampliamente de lo que lo ha
sido hasta ahora, es desde este punto de vista importante. En todo caso, los
magistrados y jurados de Ruán han sido fieles a esa tradición desde que han
manifestado como desmesurada la pena inflingida a Knobelspiess. Desmesurada e
incorrecta para todo el mundo.
5) ¿Dónde están los peligros? Los
peligros están en la delincuencia. Los peligros están en los abusos del poder.
Y están también en la espiral que los une y realimenta. Se debe atacar todo
aquello que pueda reforzar la delincuencia. Se debe atacar también todo
aquello, que por la manera de castigar, podría reforzarla.
En cuanto a usted, para quien un
crimen de hoy justificaría un castigo mañana, usted no sabe razonar. Más aún,
usted es peligroso para nosotros y para usted mismo, si por lo menos, como
nosotros, usted no quisiera encontrarse un día bajo el peso de una justicia
adormecida en sus arbitrariedades. Usted es también un peligro histórico. Pues
la Justicia debe siempre cuestionarse a sí misma, de la misma manera que una
sociedad no puede vivir sino de la presión que ejerce sobre sí misma y sus
instituciones.
MF
Texto original:
http://foucault.info/documents/foucault.entretienDangereux.fr.html
De: http://www.pensamientopenal.org.ar
“En nombre de una racionalidad organizativa el cuerpo sufre en
la sociedad moderna la inscripción disciplinaria”.
“El cuerpo está también directamente inmerso en un campo
político; las relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo
cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos,
lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos"