jueves, 28 de febrero de 2013

Presentación de la obra en la Biblioteca Nacional

















El acto de presentación de esta publicación colectiva se efectuó el 21 de noviembre de 2008 en la Sala José Pedro Varela de la Biblioteca Nacional.

Transcurrió en una atmósfera emotiva, producto de la interacción entre el plantel docente que exponía a consideración pública la obra, y los generosos asistentes.

La Profa. de Filosofía Roberta Caetano ofició de maestra de ceremonia, gesto que siempre agradeceremos, por cuanto fue la responsable directa de la atmósfera de natural calidez que impregnó toda la presentación.

Consustanciada en profundidad con la práctica que los docentes del Proyecto estábamos realizando (en la cual nos había acompañado en reiteradas oportunidades, visitándonos en cada Establecimiento y orientándonos asiduamente), la Inspectora Nacional de Literatura Susana Nieto abrió la ceremonia con palabras propias de quien no estaba cumpliendo un acto protocolar sino vivenciando un logro ciudadano, profesional e intensamente humano. Un privilegio, realmente, en una era de indiferencia, y especialmente, si se trata de un asunto tan polémico y adulterado como el que concitaba y concita nuestra atención, nuestro quehacer y nuestro desvelo. 

No obstante, a tiempo estamos aún de confesar la honda y secreta desazón que nos embargó al comprobar que ningún otro representante del Consejo de Educación Secundaria estaba presente, aunque habían sido invitadas en forma personal todas sus autoridades.
Fuimos en verdad muy ilusos, porque también esperamos la presencia de algún representante gubernamental. Ni frenteamplistas ni blancos ni colorados ni independientes estimaron el hecho; tampoco el Comisionado Parlamentario.
Habíamos repartido, en ese nivel, 300, sí, trescientas invitaciones, costeadas por nosotros, como también lo fue el libro.
¡Qué política extraña la de implementar proyectos y no reconocer su andadura!

A la intervención de cada una de las docentes participantes en la publicación, siguió la participación del público.
En este sentido, debemos agradecer aún hoy a tant@s amig@s y colegas que nos acompañaron, y en particular a tod@s l@s referentes de los Establecimientos Penitenciarios que, siendo docentes como nosotr@s, nos regalaron su presencia. Con especial atención deseamos subrayar que el Comisario Anadón, quien concurrió con su hijo, fue el único representante de los Comandos Policiales que, con su actitud de integración, reveló una comprensión cabal de la trascendencia de la Educación en Contextos Carcelarios.
Entre la concurrencia había, por supuesto, personas sin contacto alguno con las realidades de la prisión. Varias interrogaron a las docentes expositoras con respecto a sus planteos; querían saber más porque seguramente, a partir de conceptos esquemáticos instalados en el imaginario colectivo, les resultaba difícil entender que l@s intern@s abrazaran con tanto entusiasmo las prácticas educativas.
Sin que estuviera establecido en el guion del acto, alguien se levantó de su butaca  y pidió la palabra. Era Rebeca, una alumna del Establecimiento Penitenciario Cabildo. Creo que no nos habíamos dado cuenta de su presencia. Estaba gozando de una salida transitoria de muy pocas horas pero había resuelto acudir a la presentación. Sobre la mesa alrededor de la cual nos habíamos sentado había una vela encendida. Rebeca la alzó y se la acercó tanto al brazo que todos debimos de haber pensado que se lastimaría. Entonces, dijo: “Para much@s de nosotros, la educación adentro de la cárcel, es esto: una pequeña medida de calor que sin embargo puede con el frío impresionante que reina allí adentro; es una luz, y por eso estoy aquí”.

Como ven, el 21 de noviembre fue un día de regalos para nosotr@s, a pesar de todos los pesares. El de Rebeca, sin dudas, el más bello. Había nacido silenciosamente en medio de las grietas; primero fue un pétalo, después otro, y otro, y otro. Hasta que fue flor. Su perfume sigue aromando nuestra realidad.
  

Profa. Ana Milán
E.C.E-Uruguay
febrero de 2013

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