Hoy viajé a un
escenario
que mi sensibilidad
reconoce
pero mi razón
olvidó.
Las Puertas
Dardanias se abrieron
y en el ritmo de
arrastre del tiempo
un mundo olvidado
de nuevo por mi
sien rodó.
¿Cuál de estas
mujeres fui?
Detrás de esos
rostros,
¿en cuál padecí?
¿Acaso fui Lurdes,
rebelde de angustia,
o la pequeña Marga,
dulce como la hiel?
A la vuelta de los
tiempos
¿cuál seré?
¿Robé? ¿Maté?
¿Me denigré?
¿Me liberé?
¿Qué aprendí?
Sólo el frío de una
vida
clavado en mis
huesos va,
todo el frío de una
vida
que obstinada
golpea
en la memoria de
una puerta
que no puedo abrir.
Y como una paloma
sin rumbo y sin
aire,
sólo esta voz,
tembleque, ruinosa,
en un papel de púas
ha podido escapar.
abril del 2001 - Cabildo
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