El
objetivo de la educación:
La deseducación
Filosofia
Costa-Rica
Noam Chomsky critica el actual
sistema de enseñanza. Frente a la idea de que en nuestras escuelas se enseñan
los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de
enseñanza diseñado para formar profesores cuya dimensión intelectual quede
devaluada y sea sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un
modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite
razonar sobre lo que se oculta tras las explicaciones y que, por ello mismo,
fija estas explicaciones como las únicas posibles.
Transcripción
realizada por Luis Rivas para Rebelión
El objetivo de la educación
Podemos
preguntarnos cuál es el propósito de un Sistema Educativo y, por supuesto, hay
marcadas diferencias en este tema. Hay la tradicional: una interpretación que
proviene de la Ilustración, que sostiene que el objetivo más alto en la vida es
investigar y crear, buscar la riqueza del pasado, tratar de interiorizar aquello
que es significativo para uno, continuar la búsqueda para comprender más, a
nuestra manera. Desde ese punto de vista, el propósito de la educación es
mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. Es uno mismo el aprendiz que va
a realizar logros durante la educación y, por lo tanto, depende de uno cuánto
logremos dominar, adónde lleguemos, cómo usemos ese conocimiento, cómo logremos
producir algo nuevo y excitante para nosotros mismos, y tal vez para otros.
Ese
un concepto de educación. El otro concepto es, esencialmente, Adoctrinamiento;
algunas personas tienen la idea de que, desde la infancia, los jóvenes tienen
que ser colocados dentro de un marco de referencia en el que acatarán órdenes,
aceptarán estructuras existentes sin cuestionar, etc. Y esto resulta, con
frecuencia, bastante explícito. Por ejemplo: después del activismo de los años
60, había mucha preocupación en gran parte de la gente educada, porque los
jóvenes se estaban volviendo demasiado libres e independientes, que el país se
estaba llenando con demasiada democracia. Y de hecho hay un estudio importante
que es llamado «La crisis de la democracia», que afirma que hay ciertas
instituciones de los jóvenes -la frase es de ellos- que no están haciendo su
trabajo adecuadamente; se refieren a escuelas, universidades, iglesias, que
tienen que ser modificadas para que lleven a cabo, con más eficiencia, esa
idea, que, de hecho, proviene de liberales internacionalistas, de gente
altamente educada.
En
efecto, desde esos tiempos se han tomado muchas medidas para tratar de orientar
el sistema educativo hacia uno provisto de mayor control, más adoctrinamiento,
más formación vocacional, con estudios tan costosos que endeudan a los
estudiantes y los atrapan en una vida de conformismo.
Eso
es exactamente lo contrario de lo que yo describo como una tradición
proveniente de la Ilustración. Y hay una lucha constante entre estos dos
enfoques, en las universidades y escuelas. En las escuelas ciertamente se les
entrena o para pasar exámenes o bien para la investigación creativa,
entendiendo esta ultima como dedicarse a intereses que son estimulados por los
cursos en los que se profundiza por cuenta propia o en cooperación con otros.
Esta lucha se extiende también al posgrado o a la investigación.
Son
dos maneras ver el mundo. Cuando uno ve las instituciones de investigación,
como esta en la que estamos [Nota de Trascripción: MIT], observa que a nivel de
posgrado se sigue esencialmente la idea de la Ilustración. De hecho la Ciencia
no podría progresar a menos que esté basada en la inculcación del impulso por
el desafío, por el cuestionamiento de doctrinas o de la autoridad, a través de
la búsqueda de alternativas o del uso de la imaginación, con el trabajo
cooperativo que aquí, en esta institución, es constante. Y para verlo, solo se
necesita caminar por los pasillos.
Esto
es lo que, desde mi punto de vista, debe ser un sistema educativo desde la
educación preescolar.
Pero
hay estructuras poderosas en la sociedad que prefieren ver a la gente adoctrinada
y formateada sin que hagan muchas preguntas, siendo obedientes, realizar la
función que se les ha asignado y no tratar de sacudir los sistemas de poder y
autoridad. Son opciones que tenemos que elegir sin importar nuestra posición en
el Sistema Educativo, como profesores, estudiantes, o gente externa que trata
de ayudar a darle forma, en la manera que ellos creen que debe hacerse.
El impacto de la tecnología
Ha
habido ciertamente un crecimiento muy sustancial en nuevas tecnologías: de
comunicación, información (acceso e intercambio) o en la naturaleza de la
cultura de la Sociedad. Pero debemos tener en cuenta que los cambios
tecnológicos que están ocurriendo, a pesar de ser significativos, no tienen, ni
de lejos, el mismo impacto que los avances tecnológicos de hace alrededor de un
siglo. El cambio, si hablamos sólo de comunicación, de una máquina de escribir
a una computadora o del teléfono al correo eléctronico es significativo, pero
no se puede comparar con el cambio de barcos de vela al telégrafo: la reducción
en eI tiempo de comunicación, por ejemplo entre Inglaterra y los Estados
Unidos, fue extraordinaria comparada con los cambios que están ocurriendo
ahora. Lo mismo ocurre con otros tipos de tecnología: algo tan sencillo como el
agua corriente y el alcantarillado en las ciudades tuvo enormes consecuencias
para la salud; mucho más que el descubrimiento de los antibióticos. Los cambios
actuales son reales y significativos, pero debemos reconocer otros que
ocurrieron y cuyos efectos fueron mucho más drásticos.
En
cuanto a la tecnología en la educación, debe decirse que la tecnología es algo
neutro. Es como un martillo: al martillo no le importa si lo usas para
construir una casa o si un torturador lo usa para aplastarle el cráneo a
alguien. El martillo puede hacer ambas cosas. Es lo mismo con la tecnología
moderna. Por ejemplo: internet es extremadamente valiosa si se sabe lo que se
está buscando; yo la uso todo el tiempo en mi investigación. Si se sabe lo que
se está buscando, si se tiene una especie de marco de referencia, que nos
dirige a temas particulares y nos permite dejar al margen muchos otros,
entonces puede ser una herramienta muy valiosa. Por supuesto, uno debe estar
siempre dispuesto a preguntarse si el marco de referencia es el correcto: tal
vez algo que encontremos cuestionará la forma en que vemos las cosas. No se
puede perseguir ningún tipo de investigación sin un marco de referencia
relativamente claro que dirija la búsqueda y que ayude a seleccionar lo que es
significativo y lo que no lo es, Io que hay de que dejar de lado, a lo que hay
que darle seguimiento, lo que merece ser cuestionado o desarrollado.
No
se puede esperar que alguien llegue a ser, por así decirlo, biólogo, nada más
con darle acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y
diciéndole: "léela". Eso no le sirve de nada, y el acceso a internet
es lo mismo: si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo
que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso,
explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no
significan nada.
Entonces,
detrás de cualquier uso significativo de la tecnología contemporánea, como
internet, sistemas de comunicación, gráficos o lo que sea, a menos que detrás
de ese uso haya un aparato conceptual bien dirigido, bien construido, es poco
probable que este resulte útil, y hasta podría ser dañino. Si se toma un hecho
incierto aquí y otro allá y alguien los refuerza, terminamos con un panorama
que tiene algunas bases objetivas, pero nada que ver con la realidad. Hay que
saber cómo evaluar e interpretar para entender.
Volviendo
a la biología, la persona que gana el premio Nobel no es la que lee más
artículos y toma más notas; es la persona que sabe qué buscar. Cultivar esa capacidad
para buscar lo que es significativo y estar siempre dispuesto a cuestionar si
estamos en el camino correcto, de eso es de lo que debe tratar la educación, ya
sea usando computadores e internet o lápiz, papel y libros.
Costo o Inversión
La
Educación es discutida en términos de si es una inversión que vale la pena, de
si genera un gran capital humano que puede ser usado en el crecimento
económico, y esa es una manera muy extraña, muy distorsionada, de cuestionarse
el tema, opino. ¿Queremos tener una sociedad de individuos libres, creativos e
independientes capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del
pasado y contribuir a ellos? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PIB?
No es necesariamente lo mismo.
Una
educación como aquella de la que hablaban Bertrand Russell, John Dewey y otros,
tiene un valor por sí misma. Independientemente del impacto que tenga en la
sociedad tiene un valor, porque ayuda a crear seres humanos mejores. Después de
todo a eso es a lo que debe servir un sistema educativo.
No
obstante, si se quiere ver en términos de costo y beneficio, tomemos por
ejemplo la nueva tecnología de la que hablábamos: ¿de dónde viene? Bueno, pues
mucha de ella fue desarrollada exactamente donde estamos sentados [Nota de
Transcripción: MIT]. En el piso de abajo había un gran laboratorio en los años
50, donde fui empleado de hecho, y donde había muchos científicos, ingenieros,
gente con todo tipo de intereses, filósofos y otros, que desarrollaron el
carácter básico y aún las herramientas básicas de la tecnología que es común
hoy día. Las computadoras e internet estuvieron exclusivamente en el sector
público durante décadas, financiadas en lugares como este, donde la gente
exploraba nuevas posibilidades; muchas de ellas eran impensables y desconocidas
en ese momento, algunas funcionaron, otras no, pero las que funcionaron fueron
convertidas en herramientas que la gente puede usar.
Esa
es la manera como el progreso científico tiene lugar. Es la manera en la que el
progreso cultural tiene lugar, generalmente.
Los
artistas clásicos, por ejemplo, son el producto de las habilidades
tradicionales que se desarrollaron a lo largo del tiempo con maestros artistas,
y a veces con su ayuda se crearon cosas maravillosas.
Todo
eso no sale de la nada. Si no existe un sistema cultural y educativo activo,
enfocado en la estimulación de la exploración creativa, con independencia de
pensamiento, con disposición a cruzar fronteras para desafiar las creencias
aceptadas... si no se tiene eso, no obtendremos la tecnología que lleva a
obtener beneficios económicos. Beneficios, sin embargo, que no creo que sean el
objetivo principal del enriquecimiento cultural y la educación.
Evaluación vs. Autonomía
Ha
habido, en los últimos tiempos particularmente, una estructuración cada vez
mayor de la educación, que comienza a temprana edad y contínúa luego, y que
funciona a través de exámenes.
Pasar
exámenes puede ser de alguna utilidad tanto para la persona que está pasando el
examen -para comprobar cuánto sabe, lo que ha logrado, etc- como para que los
instructores se den cuenta qué es lo que hay que cambiar, mejorar, en el
desarrollo del curso. Pero más allá de eso no dicen mucho.
Lo
sé por mi experiencia de años, he estado en comités de admisión a programas de
posgrado avanzado, tal vez uno de los programas más avanzados del mundo, y sí,
desde luego, ponemos atención a los resultados de exámenes, pero realmente no
mucha. Una persona puede tener resultados magníficos en todos los exámenes y entender
muy poco. Todos los que hemos pasado por escuelas, colegios, universidades,
sabemos eso. Se puede estar inscrito en un curso que no nos interesa para el
que existe el requerimiento de pasar un examen, y se estudia para el examen, se
logra pasarlo con la mejor nota y, dos semanas más tarde, no nos acordamos de
mucho. Estoy seguro que todos hemos tenido esa experiencia.
Los
exámenes pueden ser una herramienta útil si contribuyen a los fines
constructivos de la educación, pero si sólo se tratan de una serie de
obstáculos que hay que superar pueden no tanto carecer de sentido como
distraernos de lo que queremos hacer. De hecho veo esto frecuentemente cuando
hablo con profesores: hace un par de semanas estaba yo hablando con un grupo
que incluía profesores de escuela y había una profesora de 6º grado, es decir,
con alumnos de 10 a 12 años, que vino a hablar conmigo luego y me dijo que en
su clase una niña le contó que estaba realmente interesada en un tema: le pedía
consejo para aprender más al respecto, pero la maestra se vio obligada a
decirle que no podía hacer eso, porque la niña debía estudiar para un examen a
nivel nacional que se acercaba y que eso iba a determinar su futuro; la
profesora no lo dijo, pero también iba a determinar el de ella, es decir, eso
influiría para que la contrataran de nuevo.
Ese
sistema no es sino una preparación de los niños para pasar obstáculos, no para
aprender, entender y explorar. Esa niña hubiera ganado mucho más si se le
hubiera permitido explorar lo que le interesaba y tal vez no sacar una muy
buena calificación en un examen de algo que no le interesaba.
Buenas
calificaciones vienen por sí solas si el tema coincide con los intereses y
preocupaciones del alumno. No digo que los exámenes deban eliminarse, pueden
ser una herramienta educativa útil. Pero complementaria, algo que ayude a los
estudiantes a mejorar por sí mismos, o para los instructores u otros que
necesitemos saber acerca de lo que hacemos e indicarnos lo que debemos
modificar.
Pasar
exámenes no se puede ni comparar con buscar, investigar, dedicarse a temas que
nos atraen y nos estimulan; esto último es mucho más práctico que pasar
exámenes. Y, de hecho, si se nos da la oportunidad de este tipo de carrera
educativa, el estudiante recordará lo que descubrió.
Un
físico mundialmente famoso, aquí en el MIT daba, como muchos catedráticos,
cursos a estudiantes nuevos. Un estudiante le preguntó qué temas se iban a
cubrir durante el semestre y su respuesta fue: "No importa lo que se
cubre, sino lo que se descubre". Y es correcto: la Enseñanza debe inspirar
a los estudiantes a descubrir por sí mismos, a cuestionar cuando no estén de
acuerdo, a buscar alternativas si creen que existen otras mejores, a revisar
los grandes logros del pasado y aprenderlos porque les interesen.
Si
la Enseñanza se hiciera así los estudiantes sacarían provecho de ello, y no
sólo recordarían lo que estudiaron sino que lo utilizarían como una base para
continuar aprendiendo por sí solos.
Una vez más: la educación
debe estar dirigida a ayudar a los estudiantes a que lleguen a un punto en que
aprendan por sí mismos, porque eso es lo que van a hacer durante la vida, no
sólo absorber información dada
por alguien y repetirla.
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