viernes, 25 de octubre de 2013

“Al poder le ocurre como al nogal: no deja crecer nada bajo su sombra”- Antonio Gala

Así venimos constatando los docentes de Primaria y Secundaria que ejercemos desde hace muchos años en los diversos Establecimientos Penitenciarios del país.

Primero ocurrió el imprevisto traslado del CNR masculino que funcionaba en el ex Hospital Musto hacia el derruido edificio de la Cárcel Femenina, en la zona de Tres Cruces. (En realidad fue una especie de trueque: las mujeres pasaron a alojarse luego en Colón).

Después, fue clausurada Cárcel Central.

Pocos días después, fue disuelto el CNR masculino recién mencionado.

“No escapa a nuestro conocimiento” que el Área Educativa fue, es y será una estructura institucional inserta en otra, de diferente perfil, objetivos, intenciones y actos. Pero tampoco perdemos de vista en ningún momento que, como ciudadanos/as  y trabajadores/as del mismo sistema, tenemos derecho a ser respetados/as, siquiera en lo que atañe a una mínima información acerca de la realidad en la que interactuamos.

En ninguno de los tres casos se nos plantearon razones - ni aparentes ni falsas ni medianamente sensatas-, es decir, las autoridades esgrimieron un procedimiento despojado de toda ética, justamente con quienes se supone estamos representando las formas más depuradas de la ética; en otras palabras, la Autoridad reinstala la práctica del doble discurso, la doble moral.
Y, agravando su actuación, establece una lectura cuasi-subliminal (considerando especialmente a los sujetos actores) traducible en forma un poco improvisada como: “aunque todo esfuerzo puede ser destruido por motivos de interés superior y por lo tanto es inútil, hay que montar la escena del esfuerzo de invariable final feliz. Hay que vender bien la idea de que la cárcel rehabilita; hay que mostrar que el Estado no es indiferente”. Una lectura que a los/las docentes nos indigna -porque es un desenmascaramiento de la esencia del poder- pero no nos asusta porque, en definitiva, la incertidumbre es la médula de nuestra profesión.

¿De qué asombrarnos? A principios del siglo XX ya lo registraba Kafka. La humanidad no ha evolucionado, a pesar de los signos políticos con los que pretendamos aliviar la situación.

Curiosamente, el autor de “Un mundo feliz”, Aldous Huxley, dijo: “Los hechos no dejan de existir sólo porque se los ignore”. Y esto a propósito de que, cualquiera sea el escenario que nos convoque y cualquiera la caprichosa evaluación u ocultamiento que de los hechos se produzca, siempre estaremos alineados con “la posibilidad de”.

Nadie podrá atreverse a decir si éste fue el instante en que se produjo un click significativo para algunas de las personas que aparecen en las siguientes fotos (tanto docentes como internos). Ni siquiera la Autoridad. Pero lo hizo y desmanteló CNR.

A pesar de la consecutiva descapitalización como experiencia institucional de formación de jóvenes vulnerables,  sean ellas un testimonio objetivo de que siempre hay que seguir atravesando esa línea difusa que deslinda lo posible de lo imposible.



Mónica, Flavia y Sol junto al joven premiado.


Entrega de Premios
al Grupo de Teatro
en CNR









Toda la Compañía, con familiares, amigos y docentes.


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