miércoles, 27 de noviembre de 2013

Hubo una vez

Hubo una vez un aullido echado al viento por 500.000 gargantas
en torno al Obelisco de Montevideo:
!Se va a acabar, se va a acabar, la Dictadura Militar!
Treinta años han transcurrido.
A todos/as nos vibraba el alma. Todavía siento el estremecimiento de aquella emoción sacudidora, visceral, que empujaba a llorar, a gritar, a mirar sin miedo en el fondo de los ojos de los próximo-prójimos con quienes compartías aquellos sentimientos reprimidos por tantos años. Hubo una vez un Pueblo dispuesto a abrazarse sin condiciones.¡Qué privilegio el nuestro!



Como la Historia ha enseñado, los privilegios no serán nunca concedidos a los simples ciudadanos. Así que, más que un privilegio, fue un acto de realismo mágico, porque nunca llegó a concretarse esa utopía de una Democracia inclusiva. 
La Dictadura Económica se instaló con total comodidad: todos los signos políticos la han hospedado con honores, con ominosa complacencia. 












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