ALGUNAS PALABRAS PARA UN
DOCENTE QUE VA A INTEGRAR A UN ALUMNO...
(SI EL DOCENTE ESTUVIERA, POR ACASO, INTERESADO EN MIS PALABRAS)
(SI EL DOCENTE ESTUVIERA, POR ACASO, INTERESADO EN MIS PALABRAS)
No hay cambio educativo en un sentido amplio
sin un movimiento de la comunidad educativa que le otorgue sentidos y
sensibilidades. Que pensar que los cambios se resuelven fuera de ese
contexto es una falacia, una impostura. Que no se trata de esfuerzos
personales, de actitudes filantrópicas, benéficas o de boy-scout. Que en su afán e interés por integrar al otro no se pierda en los laberintos de los nombres
y los saberes inventados. Que se
aproxime a las experiencias que son de los otros, pero que no reduzca al otro
en la mismidad egocéntrica y hegemónica de la educación...
Le diría, si aún sigue interesado en mis
palabras, que no se transforme en un típico funcionario de aduana, que apenas
vigila —y entonces forma parte y, así, construye él mismo— aquella perversa
frontera de exclusión e inclusión. Que cambie su propio cuerpo, su propio
aprendizaje, su propia conversación, sus propias experiencias. Que no haga
metástasis, que haga metamorfosis.
En fin, a ese docente le recordaría aquello
que Nietzsche entendía por educación, es decir: el arte de re-bautizarnos y/o de enseñarnos a sentir de otro modo.
Carlos SKLIAR
“Poner en
tela de juicio la normalidad, no la anormalidad. Políticas y falta de políticas en relación con las diferencias en
educación”, Revista
Educación yPedagogía,
Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación, Vol. XVII,
N.° 41,pp. 11-22.
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