El conocimiento y la persona
en la sociedad del conocimiento propuesta por Peter Drucker
Autores: Luis J. Del Valle
Torres & Michael Ruopoli
En
este ensayo presentaremos la concepción que elabora Peter Drucker de la persona
y del conocimiento en la sociedad del conocimiento.
Proponemos
la tesis de que hay una disonancia en la conceptualización de la sociedad del
conocimiento que elabora Peter Drucker. Aunque Drucker define rasgos de un
nuevo modelo político-económico, lo que subyace es un modelo de economía del
conocimiento. A modo de aportación a lo que podría ser una nueva teoría
político-económica, se presenta al conocimiento como aquello que lleva a la
innovación, la actividad de la persona, la transformación de la sociedad, la
ciudadanía, y la democratización. Es decir, Drucker vuelve a la concepción de
pensadores como Paulo Freire de una persona libre que es consciente de su
realidad y la transforma, transformándose a sí mismo. Por otro lado, la
sociedad del conocimiento remite a un modelo
económico al servicio de valores como la utilidad del conocimiento, la
eficiencia organizacional, y la sujeción
de la persona a una organización. Nos referimos a una sociedad del conocimiento
que opera como una economía del conocimiento. En otros términos, el conocimiento es visto como acumulación de
datos que sirven a fines preestablecidos y prefinanciados. Así, tácitamente, en
la propuesta y supuesta sociedad del conocimiento las personas son pasivas y el
conocimiento opera mediante una razón instrumental.
Para
Peter Drucker la sociedad del conocimiento implica una reestructuración de
la economía política en la que la
persona es la base. Ésta no remite sólo a un cambio económico sino a una nueva
visión de las relaciones sociales. A diferencia de la economía del
conocimiento, que propone atender un sector económico basado en el conocimiento
como información mercadeable, la
sociedad del conocimiento supone circular el conocimiento de modo orgánico a través de personas activas. La persona toma
el lugar protagónico en la actividad socioecoeconómica en la medida que se hace responsable de sus
problemas.
Peter
Drucker considera que la persona necesita operar en comunidad y así le quita
predominancia a la centralidad del poder: “People need roots in a transnational
world; they need community.” (Drucker,
1993a, p. 154). Esta comunidad no niega la existencia de un mundo transnacional y viceversa. Así, adviene un
mundo glocalii y una persona conocedora que actúa en relaciones horizontales.
Más
que una nueva sociedad poscapitalista parece que la sociedad del conocimiento
nos devuelve a paradigmas decimonónicos y a otros momentos históricos de la
economía política.
Podríamos
considerar a Drucker un “socialista utópico” a lo Robert Owen u otro John
Meynard Keynes en tiempos neoliberales. Decimos esto porque Drucker conceptúa
la sociedad del conocimiento como una sociedad necesaria que adviene, que
atiende los límites del capitalismo (sus crisis) retomando aspectos del
socialismo clásico como la cooperación, la educación para formar ciudadanos, las relaciones
horizontales, y la responsabilidad social de la persona. Esta vuelta al pasado
en la sociedad del conocimiento drukeriana implica una persona activa que es
capaz de participar políticamente en su entorno. Es decir que la persona
desarrolla la capacidad de producir conocimiento y de responder a
contingencias.
La
persona activa, que para Peter Drucker es la “persona educada”, responde al
proyecto racionalista moderno y a los discursos sobre la libertad. En esta concepción
de persona Drucker retoma los principios de la Modernidad propuestos y
defendidos por pensadores como JeanJacques Rousseau y John Stuart Mill. Estos
pensadores entienden necesario que exista una
persona educada y libre. Lo irónico es que Drucker se distancia
de los “humanistas” (pensadores clásicos) al decir: “[…] the knowledge society
needs a different kind of educated person from the ideal for which the
Humanists are fighting.” (Drucker,
1993a, p.212). Sin embargo, afirma: “The educated person needs to be
able to bring his or her knowledge to bear on the present, not to mention
molding the future.” (Drucker, 1993a, p. 212). Esta capacidad de la persona educada de utilizar el
conocimiento para el cambio no es incongruente con las prácticas de los pensadores
clásicos. El ataque de Drucker es al
humanismo que le es contemporáneo que se limita a enseñar los clásicos y no a
repensar el presente y el futuro.
En
los noventa, Peter Drucker reconoce que no vivimos en una sociedad del conocimiento, que apenas estamos en una
economía del conocimiento (Drucker, 1993b) La persona educada, entendida
como libre, y la libertad, entendida como capacidad para transformar la
sociedad y transformarse, no son necesarias en una economía del conocimiento.
Lo que importa en esta economía es la información y la enseñanza de
conocimientos fijados en el tiempo.
La
economía del conocimiento no requiere de una persona libre. No se necesita un
examen conceptual sobre lo que implica la libertad, ni ensayar este concepto.
La persona se limita a desempeñar una
función dentro de una relación jerárquica, aprende lo que tiene que aprender
sin pensar cómo piensa, mientras que en la sociedad del conocimiento “people
have to learn how to learn” (Drucker, 1993a, p.201).
Por
otro lado, lo que Peter Drucker presenta como la persona que aprende cómo
aprender puede operar dentro de una racionalidad instrumental. La supuesta
libertad puede servir para avanzar el proyecto moderno y al capital en una
época en la que la innovación, el cambio continuo, la diversificación de
conocimientos, y la agilidad en la solución de problemas son la norma. Cambiar
a las personas, educarlas y colocarlas en el centro no las hace necesariamente
libres y pensantes. Nos parece que la conceptuación de sociedad del
conocimiento de Drucker gira en torno a
la importancia de agilizar la economía y que la persona educada como centro
sólo es una excusa para cumplir esta función de mantener una Economía con
mayúscula, “poscapitalista”, que habrá que examinar para saber por qué es tan
innovadora y necesaria
La
concepción del conocimiento y de la persona
La
sociedad del conocimiento se centra en la subordinación de los factores de producción tradicionales –el capital, los
recursos naturales y la labor– al conocimiento como recurso fundamental. La
primacía del conocimiento como recurso para facilitar transformaciones
económicas es problemática, tanto para el papel de la persona educada como para
el ambiente de innovación que es propuesto por Peter Drucker en su concepción
de sociedad del conocimiento.
Aferrarse
a una concepción estrictamente pragmática del conocimiento es uno de los
factores que convierte la sociedad del conocimiento en un modelo administrativo
en el que la persona educada es reducida a un trabajador que sirve de
recipiente de información en una organización.
Según
Peter Drucker, la sociedad del conocimiento se divide en dos clasificaciones de
trabajadores. Éstas son los trabajadores de servicio y los trabajadores del
conocimiento. La primera consiste en los trabajadores que ejecutan labores
manuales o administrativas dentro de una organización, por ejemplo:
secretarios, mecánicos, contables, archiveros, entre otros. La segunda consiste
en los trabajadores que “manejan” el conocimiento de una organización, por
ejemplo: gerentes del conocimiento, investigadores, educadores, entre otros.
A
pesar de que Peter Drucker afirma que el conocimiento en sí no es manejable, no
evita el uso de términos y procesos que aluden al manejo del conocimiento.
Manejar el conocimiento implica hacerlo accesible a múltiples sectores de una
organización para que se aplique a varias situaciones. No es azaroso que la
propuesta principal de la denominada gerencia del conocimiento es codificar el
conocimiento para hacerlo un recurso de los trabajadores del conocimiento. Esto
significa convertir el conocimiento tácito –que es el conocimiento
internalizado de un trabajador particular– en conocimiento explícito o
codificado. Se propone
que una vez el
conocimiento tácito “se extrae” del trabajador y se archiva, el trabajador del conocimiento
podría utilizar ese conocimiento explícito para mejorar la productividad de la
organización y fomentar condiciones de creatividad. Este proceso se denomina
applying knowledge to knowledge.
Aplicar el
conocimiento al conocimiento significa tratar al conocimiento como un objeto fijo
que funciona para fines preestablecidos. Esta concepción del conocimiento
implica la acumulación y la circulación de información que se considera útil.
Peter Drucker habla de una supuesta sociedad del conocimiento poscapitalista,
no obstante enfatiza en los métodos de la gerencia del conocimiento que sirven para
apropiarse del conocimiento como el recurso principal para mejorar la productividad de cualquier
organización. De este modo el conocimiento funge como una mera tecnología (herramienta) y la
sociedad es la suma de organizaciones más eficientes. Este modo de proceder no
garantiza una ruptura político-económica, ni una nueva sociedad.
En Post-Capitalist
Society, Peter Drucker le otorga primacía al conocimiento entendido como un
recurso por encima del autoconocimiento (self-knowledge). El autoconocimiento
–que para Drucker es el conocimiento que no remite a un objetivo
preestablecido– no coincide con el campo de la Gestión del Conocimiento cuyo
propósito es codificar, organizar y circular al conocimiento en función a un
fin. ¿Cómo se utiliza este conocimiento codificado? La codificación y la
administración del “conocimiento” no determinan cómo el trabajador utiliza el
conocimiento, ni garantiza fomentar un ambiente de creatividad e innovación.
Descartar al autoconocimiento y reducir la sociedad del conocimiento a los
bancos de información y a las estructuras organizacionales es problemático,
pues fomenta una sociedad de personas educadas para operar de un modo
preestablecido. Esto trae la interrogante, ¿cuál es el lugar de la persona en
la sociedad del conocimiento?
Notamos disonancia
en la concepción de “persona” que expone Peter Drucker en el doceavo capítulo de Post-capitalist Society.
En este capítulo se presentan una concepción explícita y otra tácita de la
persona en la sociedad del conocimiento. Examinaremos estas concepciones para
comprobar si se sostiene nuestra tesis de la disonancia o si Drucker es consistente
en su proposición de una persona que es el centro de la emergente sociedad del
conocimiento.
De modo explícito
Peter Drucker propone que la persona es el centro de la sociedad del conocimiento en la medida que contiene,
transfiere y realiza diversas actividades con el conocimiento. El conocimiento es manejado
conceptualmente por Drucker como una cosa sobre la cual se puede operar,
codificar (cosificar) y producir para el mejor funcionamiento de cualquier
organización. Esto hace que la relación entre persona, conocimiento y
organización sea problemática. Si suponemos que la persona es el centro de la
sociedad, el motor social, entonces el conocimiento y el buen funcionamiento de
las organizaciones sociales son secundarios. Sin embargo, esta persona-centro
parece ser sólo un contenedor de conocimientos (experiencias laborales) que
debe ser explotado en el nuevo orden socioeconómico propuesto por Drucker.
Después de
finalizado el proceso de transferencia del conocimiento lo que queda como
centro es la organización. No obstante, el centro en el proceso de
transferencia de conocimientos es el mismo conocimiento, que es lo transferido.
¿Cuál es, entonces,
el concepto de persona propuesto por Peter Drucker? Según indica Drucker, “The
educated person now matters” (1993a, p. 211), de modo que el concepto persona
es acompañado por el concepto educada (educación). Lo que importa es una
persona educada. La persona educada está sujeta al contexto social emergente
denominado “sociedad del conocimiento” que concibe a la persona como conocedora
y con potencialidad de que sus conocimientos se transformen en información
codificada.
Peter Drucker afirma que “the knowledge society is a
society of knowledges and […] it is global—in
its money, its economics, its careers, its technology, its central issues, and
above all, in its information” (1993a, p. 212). En la sociedad del conocimiento los conocimientos y, por tanto,
la persona educada son globales –se distribuyen globalmente– y son aprehendidos
como información. Esto implica que la persona educada es globalizada a partir
de lo que conoce (su experiencia) y lo que aprende. Por tanto la persona
educada debe ser “a universally educated person.” (Drucker,
1993a, p. 212). Esta educación universal, occidental y oriental (teórica y aplicada,
artística y técnica), debe formar una persona que sea un “‘citizen of the
world’—in vision, horizon, information.” (Drucker, 1993a, pp. 214-215).
La persona educada
que propone y describe Peter Drucker está sujeta a varias condiciones. Esta
persona es un sujeto sujetado a una cultura global. Es decir, está sujetado a
una educación universal, a una organización u organizaciones en las cuales
trabaja, a una economía basada en el conocimiento codificado, a una sociedad
poscapitalista, a una moral que responde a la responsabilidad social que toda
persona debe ejercer en el trabajo que realiza, entre otras sujeciones. De modo
tácito la persona educada y sujetada puede ser el centro, ser creativa, ser innovadora, y a la
vez ser tratada como un objeto (cosa). El sujeto (persona) transita entre la sujeción
a un modelo socioeconómico basado en el conocimiento y la objetivación como un
recipiente de información. Aunque Drucker no lo cite, la metáfora que Paulo
Freire utiliza para referirse a la educación bancaria es útil para entender la
concepción de persona que subyace en el texto Post-capitalist Society. La
persona educada es concebida como una vasija o como el lugar o centro de
información en el cual lo local y lo global se encuentran.
Reconocemos que
Peter Drucker no es responsable de las concepciones tácitas de persona que
proponemos. Cualquier concepción no dicha textualmente es una tesis del o de
los analistas.
Afirmamos que
Drucker responde a una concepción bancaria de la educación porque hallamos una
disonancia entre su propuesta de una persona educada (creativa) colocada en el
centro de la sociedad del conocimiento y la exigencia de sujetar a la persona a
las demandas de las organizaciones para las que trabaja (como empleado o de
modo voluntario). No queda claro si la persona educada es educada sólo para
solucionar problemas organizacionales o si se considera su capacidad para
escapar a las sujeciones programadas. Es decir, no logramos responder la pregunta
sobre la noción de libertad que maneja Drucker sin asociarlo a la educación
bancaria.
Es importante
responder la pregunta, ¿hay distintos tipos de persona en la sociedad del conocimiento
clasificados de acuerdo al trabajo que realizan en las organizaciones sociales?
Las dos clases sociales o tipos de trabajadores propuestos por Peter Drucker,
los trabajadores de servicio y los trabajadores del conocimiento, trabajan en
las organizaciones existentes, manejan información y tienen experiencias que se
traducen en conocimiento e información. Sin embargo, los trabajadores del
conocimiento son los que emergen en la llamada sociedad del conocimiento,
mientras que los trabajadores de servicio existían antes de que el conocimiento
entrara en acción.
Entonces, ¿los
trabajadores del conocimiento tienen una educación de privilegio o la persona educada
puede servir tanto de trabajador de servicio como de trabajador del
conocimiento?
Peter Drucker
propone que todas las personas deben ser personas educadas en la sociedad del
conocimiento y que todos los trabajadores aportan con sus experiencias
(conocimientos información) a las organizaciones para las cuales trabajan. Por
lo tanto, la persona educada es la Persona con mayúscula; es cada una de las
personas (trabajadores) particulares que en un
determinado contexto se exponen a una educación universal. Nadie escapa,
todos participan y la libertad como concepto parece quedar ausente. La sociedad
del conocimiento coloca a la persona
(trabajador) como centro porque es el punto de partida para la codificación
del conocimiento y para lograr la
eficiencia de las organizaciones que harán posible que la persona educada
continúe educándose e innovando, en un
ciclo indefinido. Así la libertad de la persona, vista tácitamente, está sujeta a un ciclo “balanceado”. Como asevera
Drucker: “there can be creativity and order” (1993, p. 215). De este modo, la creatividad, la innovación
y la libertad quedan sujetas al nuevo orden poscapitalista (la sociedad del
conocimiento)
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