Bala de goma
La bala de goma, o pelota de goma, es el nombre de un tipo de proyectil
utilizado habitualmente por la policía antidisturbios para disolver
manifestaciones. A veces es considerada como 'munición menos letal', pero esta
menor letalidad está seriamente cuestionada por diversos colectivos sociales y
organismos internacionales. Existen numerosos casos de pérdida de ojos,
lesiones de órganos internos e incluso de muertes causadas por impactos de
balas de goma. El caso más reciente y conocido en España fue el de Íñigo
Cabacas muerto el 9 de abril de 2012 en Bilbao, País Vasco.
Características
Las balas de goma se utilizan
principalmente como arma de disuasión, con la intención de no provocar mayor
daño que un hematoma. Existen diversas morfologías englobadas en la categoría
de 'balas de goma', desde esferas de caucho mayor que una pelota de tenis hasta
las de forma cilíndrica con una pieza similar a una pelota de golf incrustada
en la parte delantera. La cantidad de pólvora presente en esta munición es
menor a la tradicional.
Existen diferentes calibres,
dependiendo del arma que dispare esta munición. En el caso de que sea un rifle,
la munición puede alcanzar velocidades peligrosas de hasta 200 m/s (720km/h) si
el proyectil alcanza el cráneo, los riñones u otras zonas débiles del cuerpo.
En el caso de alcanzar el cráneo puede provocar la muerte.
Víctimas
Desde 1990, 24 personas han
perdido un ojo por el impacto de estos proyectiles en España.
De: Wikipedia la enciclopedia libre.com
LIBERTADES Y DERECHOS
ANÁLISIS | SOBRE EL USO DE LAS BALAS DE GOMA
Balas de goma: un historial de impunidad
El autor explica los efectos de las balas de goma y las convenciones
que desde los años ‘80 han limitado su uso en distintos países europeos.
TOMÀS GISBERT / INVESTIGADOR DEL CENTRE D’ESTUDIS PER A LA PAU JM DELÀS
JUEVES 26 DE ABRIL DE 2012. NÚMERO 172
NÚMERO 173
En la huelga general en Barcelona
dos personas perdieron un ojo por el impacto de proyectiles de goma disparados
por los mossos d’esquadra, a dos personas más se les tuvo que extirpar el bazo
y otra tuvo dos costillas rotas y una perforación en un pulmón. Pocos días
después, Iñigo Cabacas moría en Bilbao por el impacto de una pelota de goma
lanzada por la Erzaintza.
Desde 1990, en el Estado español
23 personas han perdido un ojo a causa de estos proyectiles. Los proyectiles de
goma no son un arma antidisturbios reciente, como tampoco lo es la polémica que
los acompaña. El Parlamento europeo ya instó en 1982, después de que por su
causa murieran 12 personas en Irlanda del Norte (entre ellas siete niños
menores de 15 años), a que todos los estados miembros prohibieran el uso de
este tipo de armas contra la población civil. El Parlamento europeo volvió a
pronunciarse en el mismo sentido en 1984 y en 1997.
Las balas de goma y los fusiles
que las disparan están considerados como armas menos letales, pero esta menor
letalidad está seriamente cuestionada. Uno de los estudios más importantes fue
el realizado en 1997 por el Science and Technology Options Assessment (STOA),
un órgano oficial del Parlamento europeo para asesoramiento en cuestiones de
ciencia y tecnología. En este informe se señalaban los 522 julios de energía
cinética como el límite que distingue a las armas letales de las menos letales.
Las balas de goma utilizadas por los cuerpos policiales españoles adquieren los
830 julios.
Fuerza desproporcionada
Las balas de goma están fabricadas de caucho macizo, con un peso de 85
gramos y un diámetro de 54mm. Son disparadas con una escopeta Fabarm, Sdass Pro
Forces, de fabricación italiana, a una velocidad de 200m/s (720 km/h). Un
disparo a 50 metros produce un trauma de más de 45 mm, que llega a los 61 mm si
el disparo se realiza a 20 metros. Su impacto puede causar, además de la
pérdida del ojo, graves lesiones como hematomas cerebrales, perforaciones
pulmonares e intestinales, hemorragias internas y lesiones en las extremidades.
Su trayectoria es completamente imprevisible, debido a que la pelota de goma se
deforma y el rozamiento con la bocacha de la escopeta le imprime efecto
haciendo que la trayectoria no sea recta y que los diversos rebotes sean
impredecibles, lo que produce un impacto completamente aleatorio que no puede
ser controlado.
Las normativas de uso de la policía indican que debe dispararse a una
distancia mínima de 50 metros del objetivo, se ha de disparar contra el suelo
para que no impacte directamente y ha de golpear por debajo de la cintura. La
mera existencia de estos protocolos muestra que existe un conocimiento de los
peligros que su uso entraña, pero el elevado número de víctimas de las balas de
goma impugna la validez de estos protocolos, toda vez que, como se ha dicho,
los impactos de esta munición son totalmente aleatorios.
A ello hay que añadir la impunidad y el corporativismo que rodea las
actuaciones policiales, que esconde a quien ha realizado los disparos. No se
conoce ninguna sanción interna a ningún miembro policial por no haber respetado
los protocolos de uso. El uso de las balas de goma representa la aplicación de
una fuerza arbitraria sobre un grupo toda vez que es imposible un uso selectivo.
De conformidad con la normativa internacional de derechos humanos, los Estados
tienen la obligación de evitar el empleo arbitrario o excesivo de la fuerza
para hacer cumplir la ley, así como toda fuerza que se preste a infligir un
daño o dolor innecesario.
Las balas de goma no respetan el
principio de proporcionalidad, ya que pueden causar un daño mayor a los daños
que se pretendían evitar. Es por ello urgente, tal como solicitan las
asociaciones de afectados como Stop Bales de Goma, la prohibición del uso de
los proyectiles de goma como arma policial.
De: http://www.diagonalperiodico.net
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