" Sucede
que estamos en la
cárcel.
Sucede
que nos acercamos a
los cincuenta años,
y que falten
dieciocho más
para ver abrirse las
puertas de hierro.
Sin embargo, hemos de
seguir viviendo con los de fuera.
con los hombres, los
animales, los conflictos y los vientos,
es decir, con todo el
mundo exterior que se halla
tras el muro de
nuestros sufrimientos;
es decir, estemos
donde estemos
hemos de vivir
como si nunca
hubiésemos de morir."
... De familia burguesa -su padre
había sido cónsul general en Hamburgo, y su madre había estudiado pintura en
París-, estudió en el Liceo Galatasaray, uno de los más prestigiosos de
Turquía, e ingresó en la Academia Militar de Marina.
Tras la caída del Imperio
otomano, abandona Estambul, entonces en manos de las fuerzas de ocupación, y se
traslada en un azaroso viaje a Anatolia, donde Mustafá Kemal trata de sentar
las bases del nuevo Estado turco. Sin embargo, su carácter impetuoso e
innovador le hace chocar muy pronto con las nuevas instancias de poder. Un
vehemente artículo contra el sultán, que todavía conserva nominalmente el poder
en Estambul con el beneplácito de las potencias ocupantes, provoca un escándalo
en la Asamblea Nacional, donde Mehmet VI cuenta todavía con numerosos
partidarios. Su envío en calidad de maestro a Bolu no mejora su situación: no
consigue aclimatarse a las rígidas costumbres imperantes en esta pequeña ciudad
de Anatolia, y decide escaparse a Rusia en compañía de su amigo Vala Nureddin,
huyendo de la cólera de las fuerzas vivas de Bolu, que los acusan de no
respetar el ayuno durante los días de Ramadán.
Ambos son cautivados por la
efervescencia que se respira en Moscú durante estos primeros años de la
revolución de Octubre, y deciden matricularse en la universidad, donde Nazim
cursará estudios de filología francesa, a la par que da clases de lengua y
literatura turca. Tras cuatro años de estancia en Moscú, deciden regresar a su
país, donde se ha implantado la república y se ha abierto un periodo de
importantes reformas --abolición del califato, nuevo código civil, introducción
del alfabeto latino en sustitución del árabe, supresión de las clases de religión
e institución de la enseñanza secundaria gratuita y mixta...--, aunque sobre
ellos pesa una condena de quince años de trabajos forzosos por haber abandonado
ilegalmente el país. Tras una breve estancia en la cárcel, consiguen que les
sea aplicada la amnistía decretada por Ataturk tras la proclamación de la
república, y ambos se establecen en Estambul, que continúa siendo la capital de
facto, pese a que el nuevo régimen ha querido señalar su ruptura con el pasado
y su reivindicación de unas señas de identidad específicamente turcas
estableciendo la nueva capitalidad en Ankara, en el corazón de la meseta de
Anatolia.
En junio de 1929 comenzó a
publicar en la revista Resimli Ay una serie de artículos titulada
"Derribemos a los ídolos", en los que fue desmontando, uno por uno,
todos los grandes mitos literarios de su tiempo, desde Abdulhak Hamit, la
"gloria nacional" por excelencia, hasta el poeta nacionalista Mehmet
Emin. Puesto que la imbricación entre literatura y política era todavía muy
fuerte -una tradición heredada de la época otomana-, el esfuerzo desmitificador
de Nazim Hikmet tenía necesariamente que enfrentarlo a las grandes figuras
literarias, que, en su mayoría, ocupaban importantes parcelas de poder en el nuevo
estado republicano. Éste era el caso del influyente Hamdullah Suphi, primer
ministro de Educación Nacional del Gobierno Provisional, quien no dudaría en
publicar la siguiente requisitoria contra el joven escritor, acusándole de
haber huido a Rusia aprovechando las dietas que su Ministerio le había dado
para trasladarse a un nuevo destino: "Esos que en los días de la contienda
nacional, cuando nuestra nación estaba ocupada, cuando la juventud de la patria
derramaba en el frente la sangre de sus venas; ésos que en la hora del deber
huían a tierras rusas con el dinero usurpado al presupuesto del Estado, es
decir, los prófugos del servicio militar y de la patria; (...) ¡ésos son los
que derriban a los ídolos!"
En un país donde el principio de
autoridad estaba sólidamente enraizado, y la libertad de expresión era todavía
frágil, la virulencia de la batalla que se había desencadenado asustó a muchos
jóvenes escritores y periodistas que inicialmente se habían alineado con Nazim
Hikmet en su batalla por la renovación y la destrucción de los viejos mitos,
llegando algunos de ellos a pasarse al campo adversario. En este contexto,
marcado por la creciente violencia de los ataques contra el escritor y el
predominio absoluto del Partido Republicano del Pueblo, heredero exclusivo del
movimiento kemalista, la prensa menos comprometida con el régimen, que hasta
entonces había publicado las colaboraciones de Nazim, terminó cerrándole sus
puertas, a fin de evitar posibles represalias, y el escritor tuvo que
refugiarse en la industria cinematográfica, donde aún pudo trabajar
anónimamente haciendo guiones o participando en el doblaje de películas
extranjeras.
Los poderosos enemigos del poeta no se conformaron con su
silencio, necesitaban su condena, y ésta llegó bajo la acusación de
"incitación a la rebelión", tras haberse supuestamente encontrado
varios libros suyos en posesión de algunos alumnos de la Academia militar.
Acusación absurda si tenemos en cuenta que entonces sus libros no estaban
todavía prohibidos y podían, por tanto, adquirirse libremente.
En total, Nazim Hikmet fue
condenado a 28 años y 4 meses de cárcel, de los cuales pasó 13 años y 5 meses
repartidos entre las cárceles de Ankara, Çankiri y Brusa, que le sirvieron para
escribir Aspectos humanos de mi país, Desde las cuatro cárceles, Rubais... y
traducir entre treinta y cuarenta libros. Ni que decir tiene que sus
manuscritos hubieron de esperar largos años hasta ser publicados y que en sus
traducciones jamás aparecía su nombre, pues desde su condena todas sus obras
habían sido prohibidas y retiradas de las librerías.
Tras la Segunda guerra mundial,
el partido único salido de la revolución kemalista, el Partido Republicano del
Pueblo, comprende que debe aceptar ciertas reformas e iniciar un proceso de apertura,
que se materializa en la creación del Partido Demócrata y en una tímida
liberalización de la prensa. En este contexto, el poeta Ahmet Emin Yalman
publica en agosto de 1949 el primer artículo en la prensa turca que hace
referencia a la terrible prueba por la que está pasando Nazim Hikmet:
"Algún día la historia apuntará dicho estado de cosas como una mancha que
ha de recaer sobre toda una época. La responsabilidad de la injusticia que ha
padecido Nazim Hikmet no pertenece solamente a los dos tribunales que emitieron
la sentencia, ni a los que dieron la orden en la época del partido único, ni a
nuestra Justicia, que permaneció impasible a pesar de tener en sus manos todas
las pruebas de la injusticia, ni a toda una generación de intelectuales. Cada uno
de los veinte millones de turcos tiene su parte en esta responsabilidad."
Las consecuencias del artículo de
Yalman y de la consiguiente ruptura del cerco de silencio que rodeaba a Nazim
se hicieron sentir de inmediato. El mes de septiembre se creó un Comité para la
liberación del poeta y la divulgación de su obra. El escándalo traspasó las
fronteras. Nazim Hikmet ya era conocido en Francia gracias a Louis Aragon,
quien en 1948 había publicado sus poemas en las revistas Europe y Lettres
françaises, pero fue en 1949, con la creación del "Comité para la
liberación de Nazim Hikmet", presidido por Tristan Tzara, cuando su caso
alcanzó relevancia mundial. Pronto llovieron de todas partes las protestas: de
la UNESCO, de la Liga por los Derechos del Hombre, de la Asociación
Internacional de Juristas Demócratas... Nada parecía, sin embargo, conmover a
los responsables de su encarcelamiento, y el 7 de abril de 1950 Nazim inicia
una huelga de hambre a la que se suman, en solidaridad, los escritores, también
presos, Kemal Tahir y Orhan Kemal. El día 10 la interrumpe en el hospital,
convencido por su abogado de la inminencia de su liberación. Sin embargo,
desesperado, al ver que era nuevamente trasladado al penal, la reinicia el 1 de
mayo. El día 9, ante el agravamiento de su ya delicado estado de salud, es
hospitalizado de nuevo. Ese mismo día, su madre, casi ciega y apoyada en unas
muletas, provoca el estremecimiento de los peatones que atraviesan el puente de
Galata y contemplan a aquella anciana que sujeta en sus manos un cartel en el
que puede leerse: "Mi hijo Nazim Hikmet condenado injustamente está en
huelga de hambre. Yo también quiero morir y permanezco día y noche sin comer.
Los que quieran salvarnos, que pongan sus direcciones en este cuaderno y
firmen. Su madre, la pintora Celile". El 12 de mayo, Orhan Veli, Oktay
Rifat y Melih Cevdet, integrantes del importante grupo poético Garip (Extraño),
se suman también a la huelga de hambre. Entre tanto, el 14 de mayo, el Partido
Republicano del Pueblo había perdido las elecciones y el Partido Demócrata
había obtenido la mayoría absoluta en el Parlamento. Era un dato favorable,
pero lo cierto es que en aquel momento nadie quería asumir la responsabilidad
de su puesta en libertad, los días pasaban y Nazim se moría, firme en su
decisión de llegar hasta el final. Comenzaron a llegar telegramas de todas
partes pidiéndole que interrumpiera su actitud ante la inminencia de su
liberación. Por fin, el 19 de mayo, tras nueve días de huelga de hambre, Nazim
dio por finalizada su protesta. Al poco, una amnistía general lo puso en
libertad en unión de varios miles de presos.
No obstante, tras su salida de la
prisión continuaron las dificultades. Era vigilado continuamente, y el golpe de
gracia se lo dieron cuando la Oficina de Reclutamiento lo llamó a filas ¡a los
49 años de edad! Aún estaba reciente el caso del escritor Sabahattin Alí,
también movilizado extemporáneamente y asesinado en extrañas circunstancias
cuando parece que trataba de huir cruzando la frontera con Bulgaria. Nazim, sin
confiarse a nadie, ni siquiera a su mujer, planea su huida, contando
probablemente con la ayuda del partido comunista, y a finales de junio de 1951
inició un exilio que perduraría hasta su muerte en Moscú el 3 de junio de 1963. (...)
De: http://www.orienteymediterraneo.com
Carta de un hombre
incomunicado en su celda
He grabado tu nombre con mis uñas
en la correa de mi reloj.
Bien sabes que ahí donde estoy
no hay ni navaja con mango de nácar
(no nos dejan llevar objetos cortantes)
ni un pino, con su cabeza en las nubes.
Quizás se encuentre algún árbol en el patio
pero me está prohibido
ver al cielo sobre mi cabeza…
¿A cuánta gente más, este sitio, le sirve de hogar?
Lo ignoro.
A solas conmigo mismo, estoy lejos de ellos.
Todos juntos, ellos, están lejos de mí.
Me está prohibido
hablar
con otro que no sea yo.
Entonces, hablo conmigo mismo.
Pero, como encuentro muy aburrida mi conversación,
canto,
esposa mía.
Además, ¿Qué te parece?,
Esa voz mía, horrenda y sin armonía,
me
llega tan dentro de mí
que me
destroza el alma.
Y exactamente
como el
huerfanito aquel
que anda descalzo, por los caminos cubiertos de nieve,
con los azules húmedos
sorbiendo con la nariz pequeña y roja;
este corazón mío
tiene ganas de acurrucarse en tu seno y llorar.
(Traducción de
Soliman Salom)
CARTA A VALA NUREDDIN
Hermano mío,
enviadme libros con finales felices,
que el avión pueda aterrizar sin novedad,
el médico salga sonriente del quirófano,
se abran los ojos del niño ciego,
se salve el muchacho al que mandan fusilar,
vuelvan las criaturas a encontrarse las unas con las otras,
y se den fiestas, se celebren bodas.
¡Que la sed encuentre al agua,
el pan a la libertad!
Hermano mío,
enviadme libros con finales felices,
ésos han de realizarse
al fin
y al cabo.
(Traducción de Soliman Salom)
DESDE LAS CUATRO
CÁRCELES
POEMA Nº 2
Estoy extraordinariamente contento de haber venido al mundo,
amo su tierra, su luz, su lucha y su pan.
A pesar de conocer hasta el centímetro la medida de su
circunferencia
y de saber que no es más que un juguete al lado del sol
el mundo es increíblemente inmenso para mí.
Hubiese deseado
recorrer el mundo, ver los peces, las frutas, los astros que
no he visto
y, sin embargo,
solamente en los libros y los mapas viajé por Europa.
No he recibido ni siquiera una carta
con su sello azul matado en Asia.
Lo mismo yo que el tendero de mi barrio
somos totalmente desconocidos en América.
Pero qué importa:
desde la China a España, desde el cabo de Buena Esperanza a
Alaska,
en cada milla marina, en cada kilómetro tengo amigos y
enemigos.
Amigos que no nos hemos saludado ni una vez siquiera
sin embargo, podríamos morir por el mismo pan, la misma
libertad
la misma nostalgia.
Y enemigos sedientos de mi sangre
como yo sediento de la suya.
Mi fuerza:
es que no estoy solo en este inmenso mundo.
El mundo y sus hombres no son ningún secreto para mi
corazón,
ningún enigma para mi ciencia.
De: BOX8.blogspot.com
CARTA A SU HIJO
Por una parte, los verdugos,
Como un muro nos separan.
Y además este cochino corazón
Me ha hecho una malvada jugarreta.
Mi niño, mi Memeth,
Quizá las suerte
No me permita volver a verte.
Lo sé,
Tu serás un muchacho
A la espiga de trigo parecido.
Cuando joven,
Yo también era así.
De elevada estatura, rubio, esbelto.
Vastos serán tus ojos como los de tu madre,
Con un rastro de pena amarga a veces.
Tendrás la frente inmensamente clara
Y una voz muy hermosa.
Atroz era la mía.
Cuando cantes
habrás de desgarrar los corazones,
y sabrás conversar brillantemente,
yo también fui un maestro en la materia,
cuando no me irritaban.
¡Ah, Memeth,
qué verdugo serás
de corazones!
No es fácil educar a un hijo sin su padre,
No apenes a tu madre.
Yo no he podido darle la alegría.
Que la tenga de ti.
Tu madre,
Como la seda fuerte, suave como la seda.
Tu madre,
Será bella aún a la misma edad de la abuelas,
Como aquel primer año en la vi,
Cuando tenía diecisiete años
A orillas de Bósforo.
Una mañana, como de costumbre
Nos separamos ¡hasta luego!
Era para no vernos nunca más.
Contar los días es difícil,
Y uno no puede hartarse del mundo,
Memeth,
Uno no puede hartarse.
No vivas en la tierra
Como un inquilino,
Ni en la naturaleza como un turista.
Vive en esta mundo
Como si fuera la casa de tu padre.
Cree en los granos, en la tierra, en el mar,
Pero ante todo en el hombre.
Ama la nube, la máquina y el
libro,
Pero ante todo, ama al hombre.
Siente la tristeza
De la rama que se seca,
Del planeta que se extingue,
Del animal inválido.
Pero siente ante todo la tristeza del hombre.
Memeth, yo moriré tal vez
Muy lejos de mi idioma,
Lejos de mis canciones,
Muy lejos de mi sal y de mi pan,
Con la nostalgia de tu madre y de ti,
Y de mi pueblo y de mis camaradas.
En el exilio pero no en el extranjero.
De: Revista Al Aire
Cárcel de Ankara
N.º 3
Hoy es domingo.
Hoy, por primera vez, me sacaron al sol.
Y yo, por primera vez en mi vida,
extrañado de ver
que el cielo está tan lejos de mí
tan azul
tan inmenso
me quedé inmóvil.
Luego, respetuosamente, me senté en la tierra,
apoyé mi espalda contra la pared.
En este instante nada de hundirme en las olas,
en este instante nada de lucha, de libertad, de esposa.
La tierra, el sol y yo...
Soy feliz...
De: Asamblea de Palabras.blogspot.com
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