domingo, 14 de julio de 2013

El "precariado": "nueva clase peligrosa"

"Por primera vez en la historia, la izquierda mayoritaria no tiene una agenda progresista. Se ha olvidado de un principio básico. Cada movimiento político progresista se ha construido sobre la rabia, las necesidades y las aspiraciones de la principal clase emergente". 

Guy Standing




El término «precariado», como sus equivalentes en otras lenguas europeas, se usa desde hace al menos una década. 
Según la mayoría de las fuentes, este neologismo se forma a partir de los sustantivos «precariedad» y proletariado», aunque para el sociólogo Robert Castel se trata de una contracciónde las palabras "précarité" (precariedad) y "salariat" (asalariado).
 

Recientemente, Guy Standing, catedrático de Seguridad Económica de la Universidad de Bath (Reino Unido), publicó un libro en el que desarrolla su análisis sobre lo que califica como una “nueva clase peligrosa”. 

Para Standing, esta nueva clase había estado creciendo como una realidad escondida de la globalización —que ha supuesto una nueva Gran Transformación— que ha llegado a la superficie con la crisis que se inició en 2008. El sociólogo británico lo ve como un “precariado global” de varios millones de personas en el mundo que carecen de todo anclaje de estabilidad. 

No es parte de la “clase obrera” ni del “proletariado clásico”, términos menos útiles cuando la globalización ha fragmentado las estructuras nacionales de clase. 
Es una clase en creación, formada por un número creciente de personas —Standing calcula que una cuarta parte de los adultos de las sociedades europeas se pueden considerar precariado— que caen en situaciones de precariedad, que supone una exclusión económica y cultural.
 

La caída en el desempleo y la economía sumergida es parte de la vida del precariado. También sus diferencias en formación con la élite privilegiada y la pequeña clase trabajadora técnicamente instruida. 

Según Standing, es una “clase peligrosa” pues es pasto de todo tipo de populismos y extremismos, incluido el nacionalismo exacerbado, el proteccionismo y el antieuropeísmo. Por lo que se requieren medidas para evitar que siga creciendo." 

De hecho, su vacío ideológico puede hacer que se vuelquen tanto al fascismo de extrema derecha, como a la extrema izquierda. 
Sus mensajes conllevan partes de ambas. Una mezcla de pseudomarxismo con mechones fascistas, llegando incluso a tomar posiciones racistas o autoritarias.
 

En palabras de Guy Standing 

"Por primera vez en la historia, la izquierda mayoritaria no tiene una agenda progresista. Se ha olvidado de un principio básico. Cada movimiento político progresista se ha construido sobre la rabia, las necesidades y las aspiraciones de la principal clase emergente". 

"Contrariamente al proletariado – la clase industrial trabajadora es la que construyó la socialdemocracia del siglo XX – las relaciones de producción del precariado se definen por una implicación parcial en el trabajo combinado con un ‘trabajo por obra’ extensivo, un abanico creciente de actividades no remuneradas que son imprescindibles si se quiere mantener el acceso a los trabajos y las rentas decentes". 

"La mayoría de sus miembros no pertenece a ninguna comunidad profesional u oficio; no tienen ninguna memoria social a la que recurrir ni ninguna sombra del futuro que planea sus deliberaciones con otras personas, lo que les hace oportunistas. 
Los mayores peligros son las enfermedades sociales y el riesgo de que los políticos populistas jueguen con sus miedos e inseguridades para atraerles hacia el neofascismo, acusando a los ‘grandes gobiernos’ y los ‘extraños’ de sus dificultades".
 

Este movimiento se ha expresado de maneras y en lugares tan dispares como los Indignados en España, el movimiento Occupy Wall Street en los Estados Unidos, la plaza Tajrir en Egipto y los acampantes en Tel Aviv. 

Dice Standing: 

"Somos testigos de esta deriva, cada vez más disfrazada como un reposicionamiento hábil, como es el caso de los Auténticos Finla
ndeses, los Demócratas Suecos y el Frente Nacional francés. Son aliados naturales del Tea Party americano, los Copiones japoneses, La Liga de Defensa Inglesa y los originales, los seguidores neofascistas de Berlusconi." 

Guy Standing es Profesor de Seguridad Económica en la Universidad de Bath, Inglaterra y copresidente de BIEN (the Basic Income Earth Network).Este articulo se basa en su nuevo libro The Precariat – The New Dangerous Class, publicado por Bloomsbury. 


De: Maringa.net



¿Quién servirá de voz al precariado que está surgiendo?
Guy Standing · · ·


Por vez primera la corriente dominante de la izquierda en Gran Bretaña y Europa carece de agenda progresista. Ha olvidado un principio básico. Todo movimiento progresista se ha construido sobre la ira, las necesidades y aspiraciones de la clase primordial emergente. Lo que es hoy el precariado.

Las protestas que se extienden por todo el mundo son manifestaciones del precariado que va tomando forma, último ejemplo del cual es España, donde los indignados rechazan a los partidos políticos principales, a la vez que demandan lo que parece ser un conjunto discordante de cambios. Recientemente, en muchas ciudades europeas, así como en Japón, el precariado se mezcló en las manifestaciones del EuroMayDay; en Milán participaron más de 30.000. En Oriente Medio, las agitaciones se pueden contemplar como las primeras revoluciones dirigidas por el precariado, el momento en el que una frustrada juventud con formación exigió un futuro con mayor seguridad y profesionalmente más provechoso. Le ha seguido Grecia con las accciones de los den plirono  y prolongadas protestas masivas. Hoy la inspiración está en España. Pronto puede ser Londres.  

El precariado global no es todavía una clase en el sentido marxiano, al encontrarse internamente dividido y unido únicamente por sus temores e inseguridades. Pero se trata de una clase en formación, que se acerca a la conciencia de una vulnerabilidad común. No sólo se compone de todo aquel que se encuentra en un empleo inseguro, aunque muchos son eventuales,  trabajadores a tiempo parcial, están en centros de atención al cliente o en servicios deslocalizados. El precariado se compone de quienes tienen la sensación de que sus vidas e identidades están hechas de retazos deshilvanados, con los que no pueden construirse un relato deseable o hacerse una carrera, combinando formas de trabajo y tareas, juego y ocio de modo sostenible. 

Por causa de los mercados laborales flexibles, el precariado no puede recurrir a una memoria social, a un sentimiento de pertenencia a una comunidad con orgullo, estatus, ética y solidaridad. Todo es fugaz. Se dan cuenta de que en su manera de tratar con los demás no se cierne sobre ellos sombra alguna de futuro, pues es poco probable que traten mañana con ellos. La mente precarizada carece de anclajes, revolotea de un tema a otro, con el sufrimiento extremo del trastorno de déficit de atención. Pero también es nómada en su trato con otras personas. 

Aunque el precariado no se compone simplemente de víctimas, puesto que hay muchos de sus miembros que ponen en tela de juicio la ética del trabajo de sus padres, su crecimiento se ha visto acelerado por el neoliberalismo de la globalización, que puso su fe en la flexibilidad del mercado de trabajo, la mercantilización de todo y la reestructuración de la protección social.

En el Reino Unido nadie hizo más por incrementar el precariado que el gobierno del Nuevo Laborismo. Su actual liderazgo está contaminado por su complicidad, pero debe levantar hoy una estrategia progresista para atraer al precariado. Tenemos poco tiempo. Hemos sido testigos del crecimiento de la extrema derecha en el mundo industrializado. La encabezó Silvio Berlusconi, quien al ser reelegido anunció que su objetivo consistía en derrotar "al ejército del mal", término con el cual se refería a los inmigrantes del precariado italiano.

Al actuar así, señalaba la razón por la que el precariado es la nueva clase peligrosa. La gente crónicamente insegura pierde fácilmente su altruismo, tolerancia y respeto por la contestación. Si no dispone de una oferta alternativa, puede acabar inducida a atribuir sus dificultades a los extranjeros que se encuentran entre ellos.

El neofascismo es diferente de su predecesor de los años 30 en que hoy en día una élite global de los absurdamente opulentos e influyentes pilota una ideología que quiere un gobierno menguante, impuestos cada vez menores para las rentas elevadas, y control autoritario sobre los contumaces, los contestatarios, los organismos colectivos y los "perdedores" de la sociedad de mercado, incluyendo a los minusválidos y jóvenes desempleados. Los socialdemócratas han caído presos de los encantos de la élite, igual que los partidos del centro-derecha. No fueron los tories  ni los liberal-demócratas los que se batieron para bloquear la directiva de la UE destinada a conceder iguales derechos a los trabajadores temporales.
Fue el Nuevo Laborismo.

El único modo de detener al neofascismo consiste en forjar una nueva política que ofrezca al precariado lo que aspira a construir. Una nueva agenda progresista, como todas las que ha habido en la historia, debe tener un fundamento de clase, comoquiera que esté cargada. Debe mirar adelante, no ser atávica. Debe ser igualitaria en su núcleo central y responder a la clase que está surgiendo.

El "laborismo azul", [4] esa moda pasajera, mira abiertamente hacia atrás y rechaza todo esto.
Los progresistas deberían prescindir de nociones como "la mitad exprimida". Con ello se sugiere que no existe un "fondo inferior exprimido" y supone otro rechazo de la izquierda tibia a enfrentarse a las estructuras de desigualdad, de un modo que respete las tradiciones de generaciones de pensadores progresistas. A medida que crece el espectro del neofascismo – en el "Tea Party" norteamericano, en la "English Defence League" y en los partidos de extrema derecha por toda Europa – los progresistas se arriesgan a ser suavemente utópicos.

Lo que hace falta es una reinvención de la trinidad progresista de igualdad, libertad y fraternidad. La política del paraíso se erigirá sobre el respeto a los principios de seguridad económica y de todas las formas de trabajo y ocio, más que en el adusto laboralismo de la sociedad industrial. Eso lo entiende el precariado y los políticos de la izquierda deberían prestarle oídos.

[1] El "EuroMayDay" "es una jornada de acción política contra la precariedad promovida por una red de grupos y colectivos feministas, anticapitalistas y de inmigrantes en la mayor parte de Europa Occidental. Tiene lugar el primero de mayo de cada año (...) promovido como un intento de "poner al día" el Primero de Mayo tradicional centrándose en los trabajadores flexibles, eventuales, emigrantes y demás "precarios" presentes en Europa". "En 2005, la red del "EuroMayDay" utilizó el lema Precarios del mundo, unámonos y luchemos por una Europa libre, abierta y radical. La Declaración de Middlesex del precariado de Europa surgió de los actos del "Beyond ESF"  ("Más allá del FSE"), celebrados en paralelo al Foro Social Europeo que tuvo lugar en Londres en 2004". El "EuroMayDay" "se inició en Milán, de donde se extendió a Barcelona en 2004, y luego a una docena de ciuddes europeas en 2005" (de Wikipedia)  

[2] den plirono, o ''Δεν πληρώνω'', (en griego moderno, "Yo no pagaré") es el lema que tomó la movilización popular en Grecia contra los peajes, considerados una forma abusiva de financiar la construcción de autopistas antes aún de su terminación, y por extensión una protesta contra los privilegios de la clase política y los llamados "tzambatzides" (parásitos que viven a expensas de otros).   

"Silvio Berlusconi says illegal immigrants are 'army of evil'", The Daily Telegraph, 16 de abril de 2008. Se denomina "laborismoazul" o "Blue Labour" a "un holgado conjunto de intelectuales que creen que el Partido debe hacer más por dirigirse a la clase trabajadora conservadora, reconociendo que la adhesión del Nuevo Laborismo a la globalización ignoró la importancia de las relaciones humanas y la prestación comunitaria de servicios" ("Ed Miliband endorses 'Blue Labour' thinking", The Guardian, martes, 17 de mayo de 2011).

Guy Standing es profesor de seguridad económica en la Universidad de Bath, presidente honorario de BIEN (Basic Income Earth Network), la red internacional de Renta Básica, y autor de The Precariat – The New Dangerous Class (Bloomsbury Academic, Londres y Nueva York, 2011).

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón



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